Estuve un año sin sexo y ahora tengo relaciones más maduras

"Mi celibato de un año fue un alivio. Aprendí a tener sexo, citas o relaciones solo si era lo que me apetecía"

“Dejar las apps fue como dejar una droga”, reconoce Catherine Gray, la autora de The Unexpected Joy of Being Single, que se pasó un año entero todo el 2014 sin sexo, citas, relaciones ni nada que recordase a un contacto mínimamente sexual o romántico. “Estuve desde los 16 hasta los 34 sin pasar más de unos meses soltera. Me sentía incompleta sin alguien, constantemente buscando aprobación. Toqué fondo cuando salí desproporcionadamente rota de una relación de seis meses, así que decidí no volver a tener sexo en un año”, explica a The Guardian.

“En lugar de adaptar mis hobbies a la gente con la que me relacionaba descubrí qué era lo que me gustaba a mí. Incluso empecé a vestirme diferente porque no me importaba resultarle atractiva a nadie. El celibato fue muy liberador, porque me di cuenta de que mi relación con el amor y el sexo era ansiosa, necesitaba estar con alguien compulsivamente”, recuerda.

Pero gracias al año de celibato estas conductas tóxicas cambiaron: se dio cuenta de qué necesitaba y aprendió a tener citas, sobre todo porque entendió que si ya desde un buen principio le daba ansiedad el amor, es porque esa persona era emocionalmente inadecuada, y tenía que salir de ahí antes que forzarlo. Es decir, lo que hizo fue dar un paso atrás en el terreno amoroso, cortar de raíz cualquier tipo de contacto y, una vez distanciada de todo, en frío, aprender de sus errores.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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No es la única. La comedianta Eleanor Conway solía bromear que sus tres vicios eran la bebida, las drogas y los hombres. En 2014 dejó los dos primeros y entonces volcó sus obsesiones en el tercero. “En la época de Tinder es muy fácil conseguir sexo si eres mujer hetero. Es divertido… si estás emocionalmente donde toca”, recuerda. Como ella afrontó el sexo de forma obsesiva tan solo tenía sexo como quien se hacía una paja rápida: vienes, la metes y te vas.

Se dio cuenta de estas conductas en 2018 y decidió probar el celibato. “Sorprendentemente, fue un alivio. Dejé de ver a los hombres como objetos sexuales y a las mujeres como competencia. Mejoraron mis relaciones personales y me centré en mi carrera. Al final entendí qué quiero en una relación”.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Ambas recomiendan el celibato durante un periodo de tu vida para ordenar un poco las prioridades. Sin embargo, debe ser un celibato real, no uno impuesto típica época de solterx por la que todos hemos pasado. Es decir, no estar soltero a la espera de algo más sino no estarlo conscientemente: no tener apps, no salir a ligar, aprender a decir que no. Directamente, no buscar a nadie. No solo ellas coinciden, The Guardian también habla con Tom, que lleva 18 meses sin acostarse con nadie: “estaba usando el sexo para curar mi soledad, pero imponerme el celibato me ayudó a salir del pozo”.

La clave es darse cuenta, tocar fondo si hace falta, y superar el deseo. Al principio puede ser difícil, esa pulsión romántica y erótica siempre está ahí. Pero recordándote constantemente que lo haces por ti, que estás curándote de tu adicción al sexo y al amor, hará que con los meses lo lleves mejor. Y al final, no lo necesitarás. Aprenderás a tener sexo, citas o relaciones si realmente solo si te apetece de verdad, algo que la mayoría de nosotros no practicamos… por lo que deberíamos plantearnos si no es hora que pasemos unos meses por este celibato.