Fui la amante de un casado sin saberlo y me siento culpable

"Me costó mucho darme cuenta que yo también fui víctima, y que no fui responsable de que una mujer fuese engañada a sus espaldas"

Lola conoció a Martin en 2014. Estaba en un festival en Nueva York, y se estaba meando muchísimo y no podía aguantar la cola del polyclean, así que cogió a sus amigas, salió del recinto y entró corriendo a un parque de bomberos que había justo en la acera de enfrente, deseando que les dejasen usar el baño. “Parecía digno de una sitcom, porque no solo nos dejaron usarlo, sino que eran súper guapos y nos dijeron que nos quedásemos un rato, tonteando con nosotras”, recuerda en un artículo de Refinery29.

Pero la fiesta se interrumpió rápidamente cuando sonó la alarma, así que se fueron casi sin despedirse para cubrir la emergencia. Martin, el bombero con el que había estado tonteando, era “guapísimo, nivel calendario de bomberos”, asegura. Así que le dejó el móvil para seguir en contacto. Estuvieron meses quedando, tenían sexo, quedaban, hacían cosas juntos, hasta conoció a sus amigos. Parecía el principio de una relación, pero se cortó en seguida cuando Lola, en 2015, tuvo que dejar Nueva York para volver a su ciudad natal.

Cuatro años después, el trabajo volvió a llevarla a la ciudad, así que le dio un toque. Él apareció como siempre, “igual de guapo”, recuerda, y le preguntó si en todo el tiempo que ella había pasado fuera él se había casado y tenido hijos. Él se rió y dijo que “era un adicto al trabajo”. ¿Eso es un no, no? Pasaron toda la noche juntos, tuvieron un par de citas y… desapareció. Ghosting.

Pero coincidió que Lola leyó algo sobre un terrible incendio y pensó: ¿le habrá pasado algo? Empezó a buscarlo en redes y se encontró con la verdad. Tenía mujer e hijos. Y su primera hija había nacido en 2014… por las fechas cuando lo conoció. Obviamente, Lola se empezó a sentir fatal. “He sido la amante de alguien involuntariamente”. Empezó a pensar en la familia y a rayarse. Se sentía tonta, engañada. Se había hecho ilusiones y encima había sido partícipe del engaño de otra mujer.

Se castigó mucho tiempo, creyendo que ella tenía la culpa por haber participado en este engaño. Pero con mucho apoyo de sus amigas, logró darse cuenta que ella era una víctima más. “Mis amigas tenían razón; no fue mi culpa. Si hubiera sabido que Martin estaba casado, nunca habría tenido intimidad con él. Aunque me estaba castigando por no darme cuenta de lo que estaba pasando, la verdad era que él me había escondido intencional y deliberadamente a su familia durante años. Sus amigos nos vieron besarnos y posibilitaron el romance. Debía haber sabido que su horario de trabajo y la falta de redes sociales le permitían vivir una doble vida, pero yo no tenía ni idea”, añade.

Eso sí, todavía carga con los estragos emocionales. “Principalmente, confío menos en los hombres. Para tratar de evitar entrar en una situación similar, ahora siempre pregunto a las personas si son 100% solteras, y si se sienten incómodas con la pregunta, lo tomo como una señal de que no están completamente emocionalmente disponibles. También me siento incómoda cuando alguien no está en las redes sociales, no puedo evitar preguntarme si esconden algo o alguien”, confiesa.

Eso sí: sabe que saldrá de este pequeño trauma gracias a sus amigas. “Estas mujeres continúan empoderándome hasta el día de hoy al recordarme que yo no era responsable del asunto, lo que ha ayudado a liberar una carga de culpa que nunca tuve que soportar”. Y eso es lo que recomienda a todas que pasen por lo mismo, rodearse de amigas que te den apoyo y te ayuden a ver que no tenías por qué saber que estaba engañando, porque “tú también eres parte del engaño”.