Cuando abrí su regalo supe que teníamos que dejarlo

¿Te ha pasado alguna vez que has abierto ese regalo tan esperado de parte de tu pareja y te has llevado un chasco enorme? No eres la única persona a la que le ha ocurrido

Llevas unos largos meses esperando el día de Reyes. Pasarás la mañana en familia, quizás desayunes con ellxs y luego irás a encontrarte con tu pareja. Te hace muchísima ilusión darle tu regalo —sabes que le va a encantar— y también tienes ganas de abrir el paquete que tiene preparado para ti. Esperas este día con ansia porque en las anteriores fechas de regalos, como cumpleaños o aniversarios, las elecciones no fueron nada acertadas. Y eso que no eres una persona difícil de sorprender. Cuando rompes el papel tienes, otra vez, que fingir tu gesto y por tu boca sale un extraño "¡gracias!" que cualquier persona que te conozca sabe reconocer por lo falso que suena.

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Bueno, no eres la única persona que ha pasado por ahí ni es la primera vez en la historia de las relaciones que alguien tan sumamente cercano no sabe qué regalar. A mí me ha ocurrido en muchas ocasiones. Incluso después de lanzar indirectas muy claras de qué opciones me harían plenamente feliz o enviar listas de deseos que he ido creando a lo largo del año. No tiene que ver con lo material tiene que ver con el esfuerzo o la escucha que la pareja pone en ti y en ello que cree que o bien puede gustarte o bien puede hacer de tu día a día algo mejor.

No es vanidad

En las parejas hay algunos puntos que deben estar más o menos equilibrados y, quizás, el de los regalos es uno de ellos. Esto es algo que puede hablarse desde el principio, no para sentar unas reglas sino para, al menos, aclarar cuánta importancia le dais a este tema. En mi caso, la gran mayoría de las veces, lo explico. Cuento que me encantan las sorpresas, los regalos y todo lo inesperado que pueda suceder en una día de celebración. Me hacen muchísima ilusión estos momentos y soy una persona que se alegra con lo más mínimo. Además, me esfuerzo en ser detallista, en estar atenta a los gustos de esa persona y si no lo tengo claro, intento sorprender o averiguar de alguna manera qué puede alegrarle.

Llegados a un punto en común y, conociéndome como creía que me conocía, jamás pensé que mi pareja pudiera acertar tantas veces en un regalo equivocado. Y no tiene que ver con la vanidad o con no conformarme con nada. Ya os digo: soy muy fácil de contentar. El inconveniente está en que la persona no emprende ese pequeño esfuerzo de más o no está atenta a ver qué puedes necesitar o qué puede hacerte feliz. Y cuando eso se transforma en algo constante puedes empezar a pensar que no existe interés por su parte en promover esta ilusión que tanto valoras tú.

Luego hay otro inconveniente. En mi caso, soy incapaz de decir que un regalo no me ha gustado. No me sale. Siempre doy las gracias y siempre me muestro feliz. Y esto, por supuesto, confunde a la otra persona o la hace pensar que va por el buen camino. Existen maneras para mostrar que no se ha acertado. Por ejemplo, se puede dar una respuesta feliz agregándole un "aunque" o un "pero": "Me encanta esta bufanda aunque este color creo que ya lo tengo", "me encanta esta bufanda pero la estrenaré el próximo invierno, que este ya tengo muchas opciones".

Un poco de escucha

No existe una guía de regalos perfectos para realizar ni tampoco una fórmula para averiguar qué puedes regalar o cómo puedes explicar lo que te haría feliz. Puedes ser perfectamente directx: "Oye, esta es la lista de cosas que quiero para estas navidades. Si me regalas algo que no aparece aquí, vas a equivocarte", lo cual suena un poco fuera de lugar, ¿no? Puedes decir lo mismo de una forma más amable. Aunque también debes saber que el trabajo está en la otra persona, en que esté un poco más pendiente. Además, una de las mejores maneras de entender que os entendéis es dejar que te sorprenda y que te regale algo que no esperas, pero que dé en el clavo.

Hay formas de mostrar el cariño y el amor y, por supuesto, no es siempre a través de los regalos. Pero estos instantes son una oportunidad para mostrar apoyo o enseñar que estamos atentxs y escuchamos a esas personas que nos importan. Hay algunos regalos que jamás fallarán: un viaje, un masaje, una cena o un spa son algunas de esas opciones que contentan a cualquier persona y que no llevan excesivo esfuerzo. Lo importante es darle un sentido especial, que entienda que ese regalo era perfecto para ese momento concreto de tu vida. Que lo necesitabas sin saberlo. En gran parte de las ocasiones, una experiencia vale más que un objeto o algo material. Esto en caso de que no se te ocurra qué detalle podría gustar y, además, contribuyes a ayudar al planeta generando menos residuo y, por tanto, menos contaminación.

Es cierto que un regalo equivocado no es motivo para dejar una relación. Esto es exagerado. Pero sí sucede que, a veces, cuando ves lo que te ha regalado tu pareja, puedes llegar a pensar: "no me conoce en absoluto" y esto es doloroso dentro de una relación sentimental.