4 cosas que le pasan a tu cerebro cuando estás en una relación tóxica

Comprender cómo afecta a nuestro cerebro este tipo de relación nos puede ayudar a alejarnos de esa persona que no nos hace bien

Cuando estás en una relación que tiene una dinámica tóxica lo principal es detectar que lo es para posteriormente aprender a salir de ahí. Aunque puede parecer imposible porque el apego y la dependencia son muy poderosas es posible tomar una buena decisión y alejarnos, el cerebro siempre reconecta para fijarse en lo que nos ayuda en lugar de lo que nos daña. En este tipo de relaciones tan dañinas esta parte de nuestro organismo se ve muy afectado y es lo que nos lleva a tener un comportamiento que nos hace quedarnos atrapados en parejas tóxicas. Por ello es necesario conocer cómo sufre el cerebro para estar alerta y decirle adiós a lo que no nos hace bien.

1. Amor u obsesión

Las personas enamoradas tienen aproximadamente los mismos niveles de serotonina que las personas con trastorno obsesivo-compulsivo. Es por ello que muchas veces se hace una comparativa entre el amor y la obsesión. Los niveles de serotonina en ambos casos se reducen y desde ahí nacen los pensamientos obsesivos. Esto hace, también, que nazcan pensamientos incontrolables o impulsivos y que llegues a sentir que si esa relación se rompe es el fin de tu vida.

2. Mente drogadicta

El amor estimula los centros de recompensa y placer de nuestro cerebro, creando un subidón de dopamina como ningún otro. Este neurotransmisor se asocia con el centro del placer y juega un papel importante tanto en el deseo como en la adicción. Lo que nos ocurre es que al vivir experiencias buenas y placenteras queremos más y más. Los cerebros de las personas enamoradas son muy similares a las personas adictas a la cocaína. De ahí nacen los pensamientos negativos cuando esa persona no está cerca o se muestra distante. Hay que aprender a dar el espacio que cada persona necesita.

3. Placer y dolor

Aunque nos parezca extraño la dopamina fluye con mayor facilidad por el cerebro cuando tiene obstáculos. Esto quiere decir que, a grandes rasgos, el dolor nos genera lo mismo que el placer. Una relación con comportamientos distantes y a la vez amorosos, incertidumbre constante, discusiones y reconciliaciones, crea circuitos de recompensa en nuestro cerebro que son más fuertes que los que genera una relación estable y, por tanto, sana. Es por ello también que las relaciones tóxicas por contradictorio que pazca, son tan sumamente adictivas.

4. Cerebro apagado

Hay ciertas partes del cerebro que se apagan cuando nos enamoramos. Sobre todo cuando ese amor que sientes es tóxico y dependiente. La amígdala, por ejemplo, que es la responsable de su respuesta de lucha o huida, tiende a desactivarse de vez en cuando. Lo mismo pasa con la corteza prefrontal ventromedial, que se encarga del pensamiento crítico, la toma de decisiones, la planificación o el juicio. Que estas zonas del cerebro se desactiven es muy peligroso dentro de una relación tóxica porque hace que no estés alerta ante una señal de peligro o que no seas capaz de tomar una decisión racional.