Te han sobreprotegido tanto que te han convertido en un inútil

Que te cuiden en la infancia es vital, el problema aparece cuando lo hacen todo por ti y no te enseñan a ser independiente

Estás frente a los utensilios de la cocina y tienes muchísima hambre. Tienes 18 años. Tus padres no están en casa. Abres la nevera, coges una loncha de queso. Quizás un trozo de pan. No solo no te apetece cocinar, sino que no tienes ni idea de qué hacer. Ojalá un huevo frito o un buen plato de macarrones. Pero, ¿cómo se hacían? No tienes ni idea. Optas por mandar un WhatsApp a tus padres: "¿dónde estáis?" No hay respuesta. Coges galletas. Con esto y alguna que otra loncha de queso, vas que tiras. Pero eso no es alimentarse. A ti te da igual pero si vemos esta situación desde fuera podemos decir que hay una clara limitación de tus capacidades. Ya eres mayor de edad y no tienes ni idea de cómo hacerte un simple almuerzo. Es para preocuparse.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

En momentos de dolor, hagamos piña. Foto: @mattelsa

Una publicación compartida de Código Nuevo @codigonuevo el

Igualmente quizás lo de no saber hacerse un simple almuerzo no sea tan preocupante, los problemas de las limitaciones aparecen cuando entras en el plano emocional. Puedes aprender a cocinar pero aprender a expresar cómo te sientes o a gestionar tus sentimientos es más complicado. Te han sobreprotegido tanto y han hecho todas las cosas por ti, que ahora no sabes cómo desarrollar tus capacidades. La sobreprotección te limita y te pone obstáculos. 

Ni madurez ni autonomía

Carme Sánchez Martin, psicóloga y sexóloga clínica del Instituto de Urología Serrate & Ribal explica que el hecho de que los padres tiendan a ser muy sobreprotectores es perjudicial para los jóvenes porque se encuentran en una situación donde no pueden encontrar las herramientas para trabajar su independencia: "La enseñanza debe estar enfocada en dar indicaciones sencillas y trabajar a través de la confianza, dando trucos poco a poco". Según ella hay algo que nos ha perjudicado a todxs lxs jóvenes y es que se han priorizado los aspectos académicos como ir a clases de inglés en lugar de los cotidianos, el aprendizaje del día a día. Y eso va a peor, porque nuestra generación no está teniendo hijos y, como mucho, tiene uno. Eso hace que el nivel de consentimiento aumente.

Pero la sobreprotección no está haciéndole la vida más fácil a nadie. Al contrario: nos están quitando herramientas básicas para crecer en madurez y autonomía. Si los padres piensan por nosotrxs, toman decisiones por nosotrxs y buscan solucionar todos nuestros problemas, ¿dónde quedan nuestras iniciativas, deseos u objetivos? Se nos cierran las puertas para dar rienda suelta a esto que a su vez es un veto también a la hora de socializar.

Consecuencias

La sobreprotección no cuida el autoestima. Al contrario: puede dañar la salud mental creando frustraciones y preocupaciones cuando comience la construcción de un camino propio y no haya herramientas para gestionar relaciones sociales, emociones o las dificultades que conlleva hacerse adulto. Las consecuencias son en su mayoría negativas.

Dependencia emocional

Si no mecanismo para tomar tus decisiones, ¿cómo manejaras la soledad o cómo solventarás los problemas que van apareciendo? Siempre esperarás que alguien lo haga en tu lugar. Esto lleva a tener baja autoestima porque si te encuentras ante una situación en la que eres incapaz de hacer cosas por ti mismx, sentirás que eres una persona inútil.

Ansiedad y miedo

Si durante toda nuestra vida hemos tenido la concepción de que algo malo puede ocurrir porque no han hecho otra cosa que alertarnos sobre lo peligrosa que puede llegar a ser la vida, es normal que generemos miedo o ansiedad. Esto también tiene relación con lo anterior: no poder hacer cosas por unx mismx crea inseguridad y, por tanto, miedo.

Poca tolerancia

Como siempre has tenido a alguien detrás de tus preocupaciones, no serás capaz de tolerar altos niveles de frustración o las etapas de fracaso. La vida no es siempre éxito. Es más, el éxito que deseamos tarda en suceder y conlleva mucho esfuerzo y trabajo o un buen golpe de suerte. Cuando aparezca el fracaso o la frustración puede haber reacciones de ira o agresividad lo cual puede dañar todas tus relaciones.

Qué hacer

La experta comenta un ejemplo que, casi siempre, ve en su consulta: "Los padres siempre quieren explicar lo que les pasa a sus hijos. Lo que intento es darle la palabra al joven para que aprenda a expresar lo que le sucede. Si no puede, que lo intente. Luego sucederá que no será capaz de expresar sus emociones y si siempre hay una persona que hablar por ellxs no conseguirán dar con las fórmulas para gestionar sus propias relaciones". Luego pasa el tiempo y nuestro entorno se sorprende de que reaccionemos con estrés o ansiedad. Incluso nosotrxs mismxs no sabemos por qué reaccionamos de esta manera y no es nada más allá de que no tenemos las herramientas para poder salir adelante 'victoriosos'.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Recuerda.

Una publicación compartida de Código Nuevo @codigonuevo el

Por parte de aquellxs que vayan a tener hijxs, hay que aprender a generar la independencia. Si no nos dejan caer, nunca aprenderemos a levantarnos por nuestra cuenta. Si nos dejan caer y nos levantan con ansia, tampoco aprenderemos. Iremos aprendiendo por consecuencias negativas y positivas debido a nuestras experiencias directas a medida que vayamos creciendo y esto puede ir muy bien o muy mal. 

Los principales consejos, aún así, van para los jóvenes que se ven en situaciones que no entienden y que no saben resolver. Lo principal y más importante es aprender a detectar el problema y no reaccionar a través de un impulso. Intenta averiguar su origen y comunicar a quien sea necesario que no entiendes de dónde viene o que no sabes exactamente cómo solucionarlo. La comunicación será siempre tu aliada. No tengas miedo de mostrar tus inseguridades o de presentarte vulnerable, si estás dispuestx a aprender y a evolucionar, esta será la única manera de poder hacerlo desde cero.