Señales de que en vuestra relación hay inseguridad emocional

Esto sucede, por lo general, cuando no hemos podido crear vínculos sentimentales fuertes o no hemos sido capaces ni de dar ni de recibir el cariño merecido 

Muchas de las cosas que nos ocurren tienen su origen en la infancia. No quiere decir esto que lo nos pase sea “culpa de”, hay personas que no tienen un manual para gestionar la vida de otrxs y pueden no saber cómo hacerlo. Y no pasa nada. No obstante, hay algunas personas que durante su infancia crecen con un apego seguro, tienen estabilidad emocional y se sienten cómodxs llorando o siendo felices junto a su familia. Esto les permite desarrollar un vínculo emocional seguro y en calma que puede evolucionar positivamente a lo largo de sus vidas y en sus otras relaciones pero, ¿qué pasa si esto no se puede desarrollar en la infancia?

Cuando no pasa, cuando estos lazos no se construyen en ningún momento, la persona va creciendo sin sentirse lo suficientemente bien nunca. Estas personas crecen con la incertidumbre de si su tristeza o su alegría serán bien recibidas o no y, por miedo o por vergüenza, van desarrollando una base de apego inseguro. Esta teoría explicada por el psicólogo y psicoanalista John Bowlby explica, además, que eso no se termina ahí sino que ese tipo de apego inseguro continúa a lo largo de la vida “sobre todo en relaciones importantes que requieren intimidad y cercanía”.

Las personas que tienen apego inseguro no son capaces de abrirse del todo porque temen ser vulnerables, escanean continuamente su entorno buscando las grietas por donde se puede colar el dolor o por donde escapar en caso de necesitarlo. Debido a que uno de los pilares de este tipo de apego es evitar, por lo general, estas personas no pueden tener ni enfrentar conversaciones complicadas que incluyan hablar de emociones. No porque no quieran, sino porque no saben gestionarlo. Hay algunas señales que demuestra que existe una inseguridad emocional, son las siguientes.

Confianza

Cuando a alguien le cuesta confiar existe una especie de tira y afloja. En la mente de esta persona hay una inseguridad que le hace intentar comprobar constantemente si la pareja es fiel. Alguien que tiene apego inseguro no enseña esto, sino que se desarrolla como microcomportamiento y es más complicado notar que sucede.

Sentimientos que no son

Es más fácil notar este tipo de actitudes porque verás que la persona siempre pone una cara feliz, casi a toda costa. La pareja ve que hay felicidad y diversión hasta el momento de crecer: “cuando hay que subir el nivel de la relación las personas con apego inseguro se escabullen debido al riesgo que supone exponer sus verdaderos sentimientos, miedos y vulnerabilidades”, explican desde Medium.

Necesidad de calma

Las parejas de las personas con apego inseguro no saben exactamente qué sienten, así que es probable que no puedan descifrar algunos comportamientos y esto les lleve a preguntar de forma excesiva si todo sigue bien. La persona con apego inseguro solo necesita la calma de que todo sigue en equilibrio y este tipo de dudas le hacen sentirse incómodx.

Exceso cuidado

Cuando la persona se encuentra mal, siente miedo o vulnerabilidad hará —de manera inconsciente—todo lo posible porque esto no se note y en el caso de necesitar desahogarse preferirá hacerlo en soledad o inventarse algo, como que el trabajo ha ido mal. Esto sucede porque en el fondo el apego inseguro genera la incertidumbre de si sus sentimientos serán recibidos con consideración incondicional, con malestar o con vergüenza. Esto casi siempre acaba mal, el apego inseguro es tan fuerte que la persona cree que puede resolver su problema cambiando el entorno: cambiando el trabajo, la relación o el hogar.

Autosabotaje

El mayor pilar de este tipo de apego es el autosabotaje. Cuando, durante la infancia, se crece pensando que los sentimientos, pensamientos u opiniones no valen o no tienen lugar, tarde o temprano se actuará sobre creencias erróneas. Lo que sucederá es que la persona no permitirá que entre la felicidad o bien porque pensará que no la merece o porque para vivirla debe estar en contacto con sus propias emociones.