La relación más tóxica de tu vida podría ser la de tu mejor amigo

Suelen pasar desapercibidos pero los celos, la dependencia y la manipulación emocional también pueden estar muy presentes en las amistades

Últimamente hemos estado quejándonos mucho del ideal romántico del amor que padecemos como efecto secundario de tanta película de Hollywood. Y está bien, en serio, porque toda esa mierda del sufrimiento por adoración, del apego enfermizo o del sacrificio forzado son absurdos que terminan pervirtiendo todas las relaciones sentimentales. Es puro veneno ideológico. El problema es que este veneno también consiguen filtrarse en nuestras relaciones de amistad. También ahí abundan la dependencia insana, la manipulación emocional y muchas otras actitudes tóxicas justificadas por ese ideal ponzoñoso de camaradería.

Armamento tóxico ‘amiguil’

Podríamos escribir varios artículos enumerándolos todos porque, como dice el psicólogo humanista Gerardo Castaño, "hay infinidad de comportamientos tóxicos en las amistades". Pero son aquellas relacionados con las inseguridades los que provocan más problemas. Después de todo, añade, "las personas celosas en sus relaciones amorosas tienen a serlo también con sus amistades porque se sienten inseguras respecto a su valor y necesitan contar con alguien para quien sean importantes". El tonito, eso sí, resulta menos directo. Algo así como "qué raro que ahora te lleves tan bien X con lo mal que decías que te caía".

Pero estos amigos inseguros no temen únicamente ser sustituidos por otra persona. También tienen miedo a que evoluciones como persona porque puede poner en peligro su posición prioritaria. Así que cuando tú estás atravesando un periodo de cambio de ideas, de comportamientos o de aficiones, ya sea temporal o permanente, te sueltan mensajitos como "estás cambiando", "te estás echando a perder" o "ya no quieres saber nada de nosotros". Te cortan las alas por puro egoismo. "La queja está respaldada por el sentir de que la otra persona se aleja", dice Gerardo. Y eso, aunque lo vendan como amor verdadero, nunca lo es.

Por otro lado, estas inseguridades también se materializan en actitudes bastante más agresivas. "Pensemos en el clásico ejemplo de animadora de instituto de película de Hollywood. Aparentemente todo cuanto vive es maravilloso, es perfecto, pero en realidad esconde muchas inseguridades y las paga todas con esa amiga que siempre le acompaña. Le mina la autoestima para sentirse ella mejor", apunta este psicoterapeuta emocional. Relaciones abusivas cargadas de narcicismo-ecoismo que parecen insostenibles para todos menos para quienes están dentro de ellas. La dependencia ciega.

Porque inseguridad y dependencia suelen casar bastante bien. Por eso también son comunes en muchas relaciones amistosas actitudes manipuladoras rollo "¿cómo que has decidido no venir si me dijiste que sí?" o "no me escribes en una semana y ahora me escribes para esto". Como dice Gerardo, quienes utilizan estas estrategias "intentan responsabilizar al otro de no cuidar la relación". Como si fuese una obligación y, sobre todo, como si solo dependiese de una persona: "Hay personas que esperan que llames a su puerta con mil propuestas de planes y si no lo haces te reprochan que 'ya no eres como eras antes".

Antídoto desintoxicador

El paso fundamental para combatir estas actitudes egoistas es detectarlo. Puede sonar demasiado obvio, pero suelen pasar más desapercibidas en las amistades que en las parejas. Esto se debe, según el psicólogo madrieño, al hecho de que "lidiamos bastante con nuestras parejas, produciéndose mayor comunicación y en consecuencia más probabilidades de conflictos por toxicidad, mientras que entre amigos solo estallan ante eventos muy relevantes". Pero es, agrega Gerardo, "una cuestión estadística". Si pasáramos tanto tiempo con ese amigo tóxico como con nuestra pareja saltarían más conflictos por toxicidad.

El segundo paso que deberíamos tomar, esta vez como sociedad, es desterrar para siempre ese romanticismo ‘amistil’ que, en palabras del psicólogo, es pura "mitificación cultural". La amistad no tiene normas predefinidas, aunque algunos componentes sean esenciales. "Sí, una amistad debe tener lealtad, debe tener confianza y debe servir para apoyarte cuando lo necesites, pero hay muchos grados de amistad y, muy importante, muchas maneras diferentes de experimentarla, al igual que con las relaciones amorosas. Colocar todas la amistades al mismo nivel me parece un error de base", señala Gerardo. Debéis construirla singularmente.

Aunque eso sí, nunca tiene que convertirse en una carga que soportar bajo la bandera del incondicional amor de amigo. Por eso el tercer paso, esta vez de manera individual, es "hablar con la persona que genera esas situaciones tóxicas para intentar transmitirle cómo te hacen sentir". Y si tras hablar no hay entendimiento mutuo, la mejor decisión es empezar a poner distancia, ya que no es sano sostener este tipo de relaciones". No obstante, terminar con una amistad es una decisión drástrica. La relación tiene que ser especialmente tóxica para dar ese paso tan desagradable.

"Tiene sentido nutrir una amistad si te nutre. Si te resta, nutrirla solo es bueno si se debe a una situación temporal como una mala racha de la otra persona en la que necesita tu apoyo. Si es algo crónico y tu intervención no consigue solucionarlo, debes desprenderte de la relación para cuidar tu tiempo y energía", dice el experto para acabar. Al final, las mismas pautas saludables que recomiendan para las relaciones amorosas son imprescindibles también en las amistades: dar espacio, tomar aire de vez en cuando, respetar, comunicarse honestamente... Todo lo demás, la toxicidad disfrazada de amor, son cuentos que no deberías creerte.