La razón por la que los seres humanos comenzamos a besarnos

Las hipótesis acerca de por qué nos besamos van del recuerdo de la lactancia al olfateo y pasando por la gran cantidad de ropa que llevamos

Los besos generan una auténtica explosión de deseo y placer bastante adictiva. Tanto es así que ningunx de nosotrxs concibe enrollarse con alguien sin meter unos cientos de besos en la ecuación. Y, aunque es cierto que, según las investigaciones del antropólogo estadounidense besos, tan solo el 46% de las culturas del planeta cultiva los besos a la manera romántico-sexual, también lo es que "las evidencias escritas más antiguas que existen de un comportamiento parecido a besarse se remontan a unos 3.500 años de antigüedad". Nos encanta juguetear con las lenguas. ¿Pero por qué razón nos besamos?

Desde la sección Future de la BBC hablan de varias teorías diferentes. La primera de ellas tiene que ver con el hecho de que, como mamíferos, "tenemos un gusto innato por tocar con los labios", pues lo asociamos a la lactancia. La segunda de ellas refiere a una práctica que hoy en día nos resultaría asquerosa, pero que la especie humana podría haber realizado durante gran parte de su existencia: "las madres pudieron haber masticado previamente nuestra comida en nuestros primeros años y haberla transferido a nuestra boca directamente". Un comportamiento claramente visible en chimpancés y grandes simios.

Pero no todo tiene que ver con nuestra infancia. La periodista científica Melissa Hogenboom, una de las más reputadas del mundo, especula con una tercera teoría. En concreto, "que podríamos habernos visto obligados a acercarnos a la cara de un compañero para darle un buen olfateo". Después de todo, el aroma que las personas desprenden puede proporcionarnos una gran cantidad de información útil acerca de "la dieta, las enfermedades, el estado de ánimo o la afinidad". Especialmente en nuestros orígenes, cuando estábamos de verdad conectados a nuestros sentidos. Dado que nuestro olfato es mediocre, debíamos acercarnos mucho.

¿Esto es todo? ¿Lactancia, alimentos triturados y olfateo impúdico? La BBC, en un artículo extensivo del que publicaba en Future, recoge una cuarta teoría basada en las investigaciones del propio Jankowiak. Así, dicen que otra de las posibles razones por las que nos besamos es la ropa. Una conclusión que el investigador basa en sus descubrimientos sobre las poblaciones cazadoras-recolectoras. "Cuanta menos ropa, menor es la frecuencia de besarse", ya que "pueden tener un encuentro sensual con cualquier parte del cuerpo". Pero si vas vestido hasta el cuello, como un esquimal, la única sensualidad reside en el rostro.

De hecho, los esquimales sí que se besan, aunque lo hacen de una manera muy curiosa: frotando la nariz y no los labios. Y esta no es la única alternativa al clásico beso 'lengüetero'. Según cuenta Sheril Kirshenbaum, autora de 'The Science of Kissing', "existe el beso malayo que Darwin describió, en el que las mujeres se acuclillaban en el suelo y los hombres se inclinaban sobre ellas y se olfateaban.". Y el beso de las islas Trobian, en Oceanía, donde "los enamorados se sientan cara a cara y se mordisquean las pestañas". Hay algo aparentemente innato en eso de besarse y algo claramente cultural. Cada locx con su tema.