Por qué hay personas que necesitan buscar culpables de todo

Cualquier puede tener la culpa, menos esa persona. Da igual lo que le haya pasado, solo hay una cosa clara: los demás son los responsables

Hay personas que viven quejándose de sus males, preocupaciones y molestias. Es como si tuvieran constantemente reacciones alérgicas: todo lo que ocurre a su alrededor les pica, les escuece y les enfada. Viven en un sarpullido continuo y con un estado de ánimo irritado. Son esas a las que todo les parece mal y buscan culpables de forma obsesiva: da igual si hay una circunstancia especial o si se piensa de otra forma, como no sea como ellas crean no hay manera. Solo entienden de reproches, críticas y suposiciones. Lo peor de todo es que la mayoría piensan que todo va en contra de ellas y lo que no saben es que no son el centro del mundo, aunque vivan mirándose el ombligo. 

Seguro que tienes a alguien en mente así o a varios porque este tipo de personalidades abundan en la actualidad o puede que hasta tú te identifiques con esta tendencia. Hay que reconocer que escapar de la responsabilidad es bastante común. La cuestión es: ¿qué hay detrás de este tipo de comportamientos? ¿por qué esa necesidad de buscar culpables de todo y vivir tan irritados? 

Personas que solo ven el lado oscuro de la vida… Pensar que todo lo que ocurre es negativo y que el resto de personas son las culpables no es algo normal, sino más bien una señal de que a quien se comporta así le pasa algo. Porque una cosa es ver el vaso medio vacío y otra quejarse de que se le ha dado un vaso sucio con intención e incluso en algunos casos con maldad. Así, lo primero que evidencia este tipo de actitudes es una falta de responsabilidad. Es mucho más fácil echar balones fuera, quejarse y criticar lo que hacen los demás y ver la paja en el ojo ajeno, aunque tengamos una viga en el nuestro o ¿no es verdad?

Si me han dejado, es porque su amigo le convenció de ello. Si he suspendido es porque el profesor tiene manía. Si no lo he hecho, ha sido porque no me lo ha recordado. Si mi amiga no me habla, es porque se fía de su vecina. Y así podría seguir con miles y miles de ejemplos. De hecho, eso de buscar culpables de todo es una costumbre muy compartida tanto por niños como por adultos. Se trata de un mecanismo de defensa que ponen en marcha personas con una forma de pensar inmadura poblada de sesgos cognitivos. 

Entre ellos, destacan el síndrome adámico que caracteriza a esas personas que sea como sea tienen que salir indemnes de cualquier situación y por tanto echan la culpa a cualquier que se les ponga por delante. También están los que utilizan el famoso “¿y si..?” o simulación contrafáctica como una huida de la responsabilidad camuflada, ya que por evitar ver qué ha pasado realmente y comprobar si están relacionados con ello, comienzan a imaginar otros escenarios posibles y simular más posibilidades que al final asumen como parte de lo ocurrido. “¿Y si alguien lo ha olvidado?” “¿y si otra persona se lo llevó para atribuirse el mérito?” “¿y si lo ha dicho para enfadarme?”, etc. E incluso algo muy común entre nosotros —y que también se relaciona con la búsqueda de culpables- es la creencia de que todo sucede por algo, es decir, la relación causa-efecto y que nosotros no tenemos que ver con ello porque somos los observadores o las víctimas de lo ocurrido. 

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Como vemos, sea el sesgo que sea, la cuestión radica en que a menudo se es bastante ciego. A veces porque uno no se da cuenta, otras porque es preferibles ponerse una venda en los ojos y otras tantas porque es lo que resulta más cómodo. De alguna forma, asumir la responsabilidad asusta porque señala a uno mismo como protagonista principal de lo sucedido y si es algo agradable, se estará encantado de reconocerse en ello, pero si por el contrario no lo es tanto, es preferible escapar y hacer como si no se tuviese nada que ver con ello.

El victimismo crónico

La búsqueda de culpables también está relacionada con el victimismo crónico. Se trata de aquellas personas que piensan que los demás actúan con mala intención para hacerles daño, además de estar siempre a la defensiva y desconfiando porque ven el mundo como un lugar hostil. Personas muy inmaduras a nivel emocional y que sufren mucho porque ejercen un rol pasivo ante todo lo que sucede en su vida y por lo tanto asumen que todo está fuera de su control. Pues la quejas y la críticas constantes les impiden actuar y quedan estancadas.

Como vemos, al ser humano no le gusta lo negativo y más si tiene que ver consigo mismo, de hecho la mente prefiere desprenderse de todo aquello que conlleva consecuencias y emociones negativas y echarle la culpa a otros se convierte en una de las mejores opciones. Sin embargo, hay dos cosas que no podemos olvidar: la mayoría de nosotros no hace las cosas por malicia, como en ocasiones pensamos de los demás, y la última decisión siempre forma parte de nosotros. Por eso, por mucho que otros no hayan actuado de forma correcta, la decisión de cómo actuar, sobrellevar una situación o enfrentarla es personal. Asi que dejemos de echar balones fuera y asumamos la parte que nos toca de cada situación porque aunque a veces no sea agradable, es la única forma de seguir avanzando y aprendiendo ;

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