El móvil está arruinando nuestros recuerdos

Saltar de una actividad a otra y querer capturar todo con el móvil nos hace dejar de retener recuerdos

"Cuando emprendas tu viaje a Itaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias", escribía el poeta griego Constantino Cavafis en su famoso poema Ítaca, donde revalorizaba esa antiquísima enseñanza que en ocasiones parecemos olvidar: la meta solo es una excusa y lo verdaderamente importante se encuentra en el camino. En cuánto aprendes. En cuánto atesoras. En cuánto permanece en ti. En cuánto serás capaz de recordar mañana. Por desgracia, y como consecuencia de la tecnología, nuestra capacidad de almacenar recuerdos está deteriorándose. Es decir, el móvil está empezando a arruinar nuestros recuerdos. Y todo ello nos hace menos humanos.

Nuestra memoria nunca fue infalible. Como explica desde El País, valiéndose de las investigaciones de una de las referencias del área, la psicóloga Elizabeth Loftus, "los errores de la memoria son la norma y no la excepción, porque las experiencias de nuestra vida no quedan grabadas en nuestra mente, sino que se guarda en múltiples fragmentos y, con el paso del tiempo, esos fragmentos desdibujados pueden recombinarse de un modo distinto a como ocurrieron los hechos en su día". Sí, nuestra mente puede engañarnos en ocasiones. Y es una noticia terrible que las pantallas nos dificulten aún más retener recuerdos.

Porque sí, las nuevas tecnologías son las responsables de que nos hayamos entregado irremediablemente a esa permanente multitarea que gobierna nuestras vidas. Según recoge la investigadora científica Julia Shaw en su ensayo La ilusión de la memoria, y basándose en estudios del neurólogo Earl Miller, saltar de actividad en actividad como canguros desenfrenados desemboca en un deterioro de la atención que ponemos en ellas, lo que implica inevitablemente una menor memorización de las mismas. Hay muchos recuerdos de tus padres, de tus amigos o de tu alrededor que no estás almacenando porque no estás atendiendo.

La propia Shaw lo explica en El País: "La gente tiende a prestar menos atención a lo que le rodea porque están atentos al móvil. Eso equivale a tener menos recuerdos de los actos de su vida". Además, agrega esta especialista, "es menos probable que recordemos detalles complejos de lo que hemos hecho o de dónde hemos estado, si nos dedicamos a fotografiarlo". ¿Para qué va a molestarse nuestro cerebro en dedicar recursos a la memorización de un instante si lo estás grabando en el móvil? Sin embargo, y por muy inteligentes que afirman ser, los smartphones no pueden almacenar el olor, la atmósfera o la emoción de un momento.

Pero los móviles no son los únicos responsables. Prácticamente todas las tecnologías reducen la capacidad de almacenamiento de recuerdos. ¿Para qué vas a retener detallitos cuando Google sabe tanto? ¿Por qué vas a fijarte detalladamente en las personas si tienes un perfil tan exacto de ellas en las redes sociales? Nos puede parecer secundario. Un alarmismo ante el avance tecnológico. Pero nuestras vidas son recuerdos, los que nos convierten en personas con una identidad única. Pasar los días perdidos en un móvil solo nos hace ser como todos los demás. Una pieza más de un mundo con cada vez peor memoria.