Por qué el miedo a que se rían de ti está impidiéndote vivir la vida a tu manera

La gelotofobia o miedo a ser objeto de burla hace que no vivamos como nos gustaría vivir

Gelotofobia. Probablemente nunca hayas oído este concepto antes pero llevas toda tu vida sufriéndolo. La psicología lo define como el miedo a ser objeto de burla ajena. Y, si bien son pocos los casos que alcanzan el grado patológico de este miedo, la mayoría de personas sufrimos una preocupación desorbitada solo de pensar que podrían acabar riéndose de nosotros. Nuestra autoestima, endeble, parece incapaz de soportarlo. Nuestra autoexigencia, feroz, considera esa carcajada ajena como el gran enemigo. Un sentimiento aprendido en esta sociedad dominada por los egos, pero también heredado de nuestros antepasados.

El precio: no ser tú mismo

"Detrás de ese miedo a que se rían de nosotros existe un deseo de pertenencia al clan. Llevamos la carga genética de nuestros ancestros, que eran quemados o torturados por ser o pensar diferente. Nuestra memoria celular todavía guarda esa información y hace que no podamos ser libres. Sentimos que si nos mostramos diferentes al resto sufriremos o acabaremos solos", explica la coach emocional Cecília Ruiz. Condicionadas por este miedo, muchísimas personas reprimen sus opiniones, sus actuaciones, sus gustos estéticos e incluso sus inclinaciones sexuales. Las esconden o camuflan para no ser víctimas de una posible ridiculización.

Heredada de nuestros antepasados pero también inculcada por nuestra sociedad juzgona y agravada por factores psicológicos como la hiperexigencia o "un ego muy dominante", como dice Cecília, la gelotofobia merma constantemente nuestra capacidad de vivir como realmente queremos. Actuamos anhelando no llamar la atención crítica de los demás, esperando pasar la validación ajena para librarnos de las miradas condenatorias, de los comentarios burlones o de acabar convertido en un vergonzoso meme. Una actitud defensiva muy limitante que, no obstante, tienen un remedio sencillo: aprender a reírnos de nosotros mismos.

La autorisa es el escudo

Como asegura esta coach, "introducir el humor hacia ti mismo en tu día a día te permite, en situaciones más complicadas, disponer de un recurso para no anclarte al drama, para no validar la situación que está sucediendo". En otras palabras: no validar la opinión ajena que intenta destruirte. Es una manera también de desmontar tu ego poniendo los pies en el suelo. De hecho, y según la instructora Emmanuelle Temis, una filosofía tan enemiga del ego como el tao también "te enseña a reírte de ti mismo porque sirve para quitarte importancia y seriedad". Cuanto menos ego, menos poder tienen los demás, y sus risas, sobre ti.

En esa misma línea habla Cecília: "El ego tiene una misión: vencer. Siempre está ocupado intentando quedar por encima de los demás e incluso a veces riéndose de lo que interpreta como inferior. Y está preocupado porque piensa que si se ríen de uno es porque ha perdido". Por eso es tan necesario saber reírnos de nosotros mismos. Porque nos permite desapegarnos de nuestra imagen personal, nuestra narrativa personal y nuestras expectativas. Y no solo perderemos miedo a la burla de los demás, sino que la humildad que requiere nos hará también un poquito más auténticos, un poquito mejores personas.

Búrlate de ti

Hace mucho tiempo que la ciencia verificó que aquello del self-enhancing humor o humor de automejora, consistente en mantener una actitud cómica en situaciones adversas, produce un incremento de nuestro niveles de bienestar psicológico. No obstante, y como apunta el investigador Jorge Torres, de la Universidad de Granada, "el self-defeating humor o humor de autodenigrante ha sido tradicionalmente asociado a la depresión o la ansiedad". Quizá un estereotipo, porque apunta elaborado por el propio Torres junto con otros investigadores de la universidad andaluza demostró justo lo contrario.

"Hemos observado que una mayor tendencia a emplear este estilo de humor es indicativa de altas puntuaciones en dimensiones del bienestar psicológico tales como la felicidad y, en menos medida, la sociabilidad", explicaba Torres recientemente. El estudio, publicado en la revista académica Personality and Individual Differences, lo ratifica: ridiculizarse combate la gelotofobia que nos tiene aprisionados. Aunque Cecília, eso sí, apunta que debe existir un amor propio saludable detrás: "Para que ese humor sea equilibrado se requiere que la autoestima también esté equilibrada. De ese modo no es un castigo ni está tapando nada".

Hacerlo desde ya

Por supuesto, perder ese miedo a ser objeto de desaprobación en forma de burla requiere voluntad y entrenamiento, pero debemos empezar ya. "Si esperamos a que las cosas estén tranquilas para empezar a usar el humor, quizá no llegue nunca. Como dice el proverbio, 'ningún mar en calma hizo experto al marinero'. Obsérvate y sonríete en mitad del oleaje". Después de todo, "el humor te aporta un punto de vista y actuación más expansivo, más enérgico y, por tanto, puedes reaccionar mejor". Que nadie pueda herirte con su risa burlona porque ya lo hiciste tú primero y, aún así, seguiste queriéndote de verdad.