El inminente peligro de que se normalicen las relaciones con robots sexuales

Copias casi idénticas de humanos pero que no enferman y no tienen pensamientos propios, lo cual les hará seguir de forma automática todo lo que se les proponga

Imagínate que pudieras diseñar un robot de la manera que quieras. Ahora imagina, además, que huele como una persona, que habla como una persona y que todos sus movimientos son extremadamente realistas. Aunque este robot aún no existe es muy probable que dentro de algunos años aparezca uno muy parecido en el mercado que podrás adquirir por cierta cantidad de dinero. Pero, ¿querrías adquirirlo? Las experiencias sexuales con robots han ido en aumento. Esto, de primeras, parece el resultado de la propia evolución de la tecnología pero quizás signifique algo más, quizás también tenga que ver con que las relaciones entre humanos van en descenso: la comunicación comienza a ser más limitada, la urgencia de la actualidad nos mantiene en muchos asuntos diferentes que desvían nuestra atención y hacen, además, que vivamos un día a día con más ansias y estrés. Esto sumado a la aparición de robots hiperrealistas y asequibles para el gran público pone en peligro las relaciones humanas, al menos así lo explican en Psychology Today.

Hay algunos ‘inconvenientes’ potenciales en la aparición de robots que tienen que ver directamente con nuestra psicología evolutiva. En primer lugar los hombres, que ya están representados como principales consumidores de pornografía, serán reconocidos también como principales consumidores de robots sexuales. Dentro de las relaciones serias, es probable que las interacciones sexuales —que ya están disminuyendo— vayan desapareciendo aún más con la aparición de robots sexuales. Estos productos porque eso es lo que son podrían provocar que, además, descienda la motivación en que las personas trabajen en sus problemas de pareja, por lo que se comenzaría a dejar de lado la calidad de las relaciones pasando a basarse más en encuentros efímeros. Podría sonar bastante fuerte pero el advenimiento de los robots sexuales puede presagiar, de muchas formas distintas, que ya están disminuyendo.

Toda esta realidad existirá por un motivo que la autora y experta en psicología evolutiva, Nicole Wedberg, explica en su libro Psicología evolutiva positiva: Guía de Darwin para vivir una vida más rica. La experta argumenta que toda la tecnología que se ha desarrollado y la que se irá desarrollando debe tener en cuenta siempre la psicología evolutiva de las personas. Cada uno de los proyectos que vayan a aparecer en este terreno deben estar relacionados con el efecto que provocarán en el día a día de los seres humanos. Es probable que, en muchos aspectos, afecten de manera positiva pero, seguramente, también podrían afectar de manera negativa. En este sentido, la experta apunta que es indispensable que exista un equipo de psicólogos especializados que mida cómo pueden intervenir los avances tecnológicos en el comportamiento de las personas y, por tanto, en sus relaciones personales.

Esta evolución podría, también, tener un efecto rebote en un futuro próximo. Habrá algún momento en el que las personas que se acostumbren a interactuar con robots sientan esa añoranza cálida del contacto humano: ese entendimiento, esa empatía o esa cercanía. Por el momento, lo más cerca que estamos de ver cómo podría afectar la tecnología en nuestras vidas se observa, nada más y nada menos, que en la serie Black Mirror y SPOILER: las historias casi nunca acaban bien. Relaciones tóxicas, miedos, dependencia emocional, mentiras, engaños, torturas y juicios, son tan solo algunos de los ingredientes con los que tienen que convivir los protagonistas. Así que vamos a conocernos más, a entendernos, a escucharnos y a disfrutar del tiempo juntxs, no vaya a ser que se acabe antes de que nos demos cuenta y ya sea tarde.