El ‘iceberg de la ira’ es el ejercicio que te ayuda a liberar tus emociones

La autorrepresión emocional afecta a la manera en la que te relaciones con los demás, por suerte existen ejercicios como el iceberg de la ira que te ayudan a comprenderlo mejor

No hay duda: estamos viviendo una importantísima revalorización de la inteligencia emocional. Pero, pese a ello, continuamos apreciando muchísimo la sobriedad y la entereza. Estás muy contentx de que el resto de las personas se sientan ahora más libres de llorar cuando lo necesitan, pero tú te sigues sintiendo incómodx al hacerlo. En su lugar, prefieres aferrarte a un ideal de fortaleza emocional que encapsula dos mentiras. Por un lado, que siempre estás bien, porque no es cierto. Por otro lado, que la represión equivale a fortaleza. No, no es así, la sensibilidad es la verdadera fortaleza emocional. Es hora de aceptarlo.

Y no solo por tu propia salud mental, sino también por el resto de las personas de este mundo. Como explica la especialista Crystal Hoshaw en Healthline, "cuando apagas tu sensibilidad también apagas tu sentido de la compasión hacia aquellos que están sufriendo". Es mucho más sencillo esconderte tras un muro de frialdad y falsa fortaleza emocional que tener que afrontar tus propios dramas y exponerte verdaderamente a los de las personas que te rodean. Por eso, dice esta experta, "podemos ver las partes sensibles de nosotros mismos como nuestras mayores fortalezas", pues "son la fuente de nuestra humanidad común".

Piénsalo: cada vez que te dices a ti mismx que no deberías entristecerte por esto o aquello, cada vez que te arrebatas el derecho a llorar, de alguna manera estás diciéndole a los demás que sus lágrimas también están mal y que sería mucho mejor si las evitaran. En ese sentido, todxs deberíamos apreciar nuestra sensibilidad, ya que nos legitimaríamos recíprocamente, enviaríamos un mensaje "de que las partes de nosotros mismos que nos hacen humanos, que nos hacen cuidarnos unos a otros y nos hacen sentir los seres que somos", son naturales y bonitas. Porque lo son. Si estás equipadx con la capacidad de llorar es por algo.

En palabras de Hoshaw, quien vivió dicha autorrepresión emocional en sus propias carnes, ahora, "en lugar de maldecir mi sensibilidad y blindarme contra los sentimientos, trato de usarlos como un catalizador para la acción, en lugar de una señal para apagar y proteger mi corazón". Y tiene todo el sentido. A fin de cuentas, ¿cómo vas a abandonar ese trabajo que detestas si no te permites sentir la tristeza que te proporciona todos y cada uno de los días que acudes a él? ¿De verdad merece la pena seguir diciéndote a ti mismx que puedes con todo sin flaquear cuando eso implica una parálisis incapacitante? Seguramente no.

El problema es que las personas que han interiorizado mucho el discurso de "la fortaleza emocional es no ser emocionalmente expresivos" suelen desarrollar una desviación de los sentimientos de tristeza a los sentimientos de ira. Hoshaw tiene una solución para eso: el ejercicio del iceberg de la ira. "Consiste en un trozo de papel con un pequeño iceberg blanco y negro que asoma sobre un océano. La punta del iceberg representa la ira y todo lo que está debajo son emociones que la ira encubre". Una vez lo comprendes, solo tienes que indagar e indagar hasta hallarlas ahí escondidas. Es tu verdadera sensibilidad. La que te hace fuerte.