Por favor, dejemos de banalizar la tristeza con el Blue Monday

Habría que dejar de utilizar la tristeza para conseguir seguidores o vender, se trata de una emoción que tiene impacto en la salud mental y que no debe usarse a la ligera

Desde hace varios años, el tercer lunes de enero ha sido denominado el ‘Blue Monday’, es decir, el día más triste del año. Te suena, ¿verdad? Te suena al igual que te suena el Black Friday o la cuesta de enero o todas esas fechas señaladas del calendario que vienen a acrecentar tu tristeza. El sistema en el que vivimos no tiene como objetivo hacer que estemos más tristes pero sí quiere recordarnos continuamente esta emoción banalizándola porque les es rentable. Las marcas utilizan nuestra tristeza para que nos volvamos más consumistas y los influencers la usan para conseguir más seguidores.  Pues bien, ha llegado la hora de que esto se acabe.

El origen de este fatídico día se remonta al año 2005. Cliff Arnall, profesor de la escuela de psicólogas de la Universidad de Cardiff anunció que había encontrado la fórmula matemática que determinaría cuál es el día más triste del año. El cálculo suma varios factores: deudas por las compras de Navidad, el frío, la vuelta de las vacaciones, no haber cobrado el sueldo pero estar a punto y la desmotivación por los propósitos de año que no estás llevando a cabo. Obviamente esto es bastante generalizado, ya que depende de la persona y su situación personal. Ahora bien, ¿hasta qué punto es esto verdad? Ay Cliff Arnall...

Es cierto que algunos de estos factores son ciertos a estas alturas de mes pero la investigación que dio pie a esta teoría nació como campaña publicitaria de una compañía de viajes que en la actualidad no existe: Sky Travel. La historia ha cobrado tanta importancia que el Blue Monday es hoy una realidad de la que miles de marcas se aprovechan. Y lo hacen casi siempre bajo lemas tales como '¡alégrate con estas ofertas en el día más triste del año!'. 

No son las marcas las únicas que hacen uso de esto para incrementar las ventas. Lo sentimos pero los influencers también la usan a su favor. Te ponemos en situación: estás navegando por las stories de Instagram como otro día cualquiera. De repente lo encuentras: esa influencer que sigues desde hace meses y que tiene una vida llena de lujos y despreocupaciones está contando algo súper triste que le ha ocurrido mientras llora muy fuerte. Así, en frente de su cámara. Algo se encienden dentro de ti: la curiosidad, ¿qué le ha pasado? ¿quién se lo ha hecho? ¿cuándo empezó? Como no puedes contener tus dudas te mantienes pegadx a la pantalla día tras día para conocer todos los detalles. Pero lo acabas de ver es una tendencia, denominada sadfishing que estas figuras utilizan para ganar seguidores.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Hola, 2020. ¿Qué tal 2020?⁠ ⁠ Video: @plastik ⁠ ⁠

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Ni las marcas ni estas reconocidas figuras deberían usar esta emoción a su favor. Hay una realidad detrás de estos objetivos superficiales y es que la tristeza o las emociones humanas no deben ser objeto de usar y tirar. Y mucho menos objeto de lucro. Es necesario parar y ponerle freno a seguir generando días tristes o vender esta emoción a quienes de verdad la están sufriendo. Los motivos son claros: la salud mental requiere respeto porque parece que ultimamente estemos haciendo apología de la tristeza cuando se trata de una emoción necesaria pero que, si no se gestiona con madurez y alejadxs de estereotipos, puede traerte muchos problemas.