Las redes sociales no son el mal personificado. Es más, pueden aportar bastantes cosas buenas a tu vida si eres capaz de utilizarlas con criterio y moderación. El problema, sin embargo, es que las compañías que las diseñan utilizan todo tipo de algoritmos y técnicas para estimular el sistema de recompensa de nuestros cerebros, basado en el neurotransmisor llamado dopamina, regulador del placer, y de esta manera mantenernos irremediablemente enganchados a sus plataformas. Y ese abuso sí puede resultar muy peligroso: no solo nos cosas buenas, sino que puede motivar cosas buenascomo la ansiedad o la depresión.
Conscientes de estos riesgos para la salud, científicos de la Universidad de Pennsylvania han emprendido recientemente una investigación para descubrir cuánta exposición diaria a las redes sociales es necesaria para empezar a sentirse peor con uno mismo y con la vida en general. Para lograrlo, monitorearon durante una semana las cuentas de Facebook, Instagram y Snapchat de hasta 143 estudiantes universitarios, los cuales fueron sometidos seguidamente a un cuestionario sobre posibles sensaciones de soledad, autonomía, autoaceptación, autoestima, apoyo externo, estar perdiéndose algo FOMO, ansiedad y depresión.
Los resultados, publicados en el Journal of Social and Clinical Psychology, concluyen que para sortear los efectos negativos más sustanciales del consumo de redes sociales debemos limitarlo a 30 minutos o menos al día. En concreto, y según los investigadores, liderados por la psicóloga Melissa G. Hunt, “usar menos las redes sociales de lo que normalmente se usan lleva a una significativa reducción de la depresión y la soledad”. Quizá parezca una tarea titánica —esta sociedad hiperconectada no te lo pone fácil—, pero un poquito de minimalismo digital podría traer más felicidad a tu vida.