¿Estás sufriendo la enfermedad del corazón vacío?

Quizá lleves mucho tiempo esforzándote sin pensar. Es hora de parar

Un buen día llegaste al mundo. Y al principio todo fue diversión. Puro disfrute. Poco a poco, sin embargo, comenzaste a escuchar los cantos de sirena del éxito. Desde todos los ángulos. Con todo tipo de timbres y volúmenes. Y desde entonces no has parado de esforzarte. Primero fue bachillerato. Luego la universidad. Y ahora la carrera laboral, la cual nunca termina: siempre hay algún puesto más top al que ascender, un nuevo reconocimiento por conseguir, un nuevo descubrimiento por hacer. Caminas y caminas. Pero no sientes alegría. No sientes satisfacción. Tienes el corazón totalmente vacío. Y hay miles de jóvenes como tú.

¿Por qué buscamos sin parar el éxito?

"Muchos estudiantes muestran una devoción decidida a sus esfuerzos académicos. Renuncian a otros intereses, limitando las actividades de ocio e incluso las amistades en el camino. A través de esos esfuerzos, alcanzan la cima del éxito: justo lo que sus padres querían para ellos. Pero ahora se enfrentan a una pregunta que no se encuentra en ningún examen: ¿por qué importa?", cuenta el profesor de psiquiatría David Scharff, de la Universidad de Georgetown, en una publicación para Psychology Today y basándose en las investigaciones de Xu Kaiwen, subdirector del centro de asesoramiento en salud mental de la Universidad de Beijing.

Según este último, para aproximadamente el 40% de los estudiantes chinos de alto rendimiento la victoria está vacía y "sienten una sensación de futilidad interior: un vacío sobre su vida y sus logros". Y nada parece indicar que sea diferente en el resto de rincones del mundo. La globalización promete, a todas las personas por igual, un lugar en el olimpo de lxs exitosxs si se esfuerzan lo suficiente. Y el problema no es que a veces no cumpla la promesa sino que cuatro de cada diez veces que la cumple resulta trágico para las personas: "un continuo que incluye ansiedad crónica, así como depresión e ideación suicida frecuente".

La presión no te deja escuchar qué quieres

¿La causa? Resulta difícil de determinar. Sin embargo, está claro que los cantos de sirena del éxito, que escuchas a diario desde que tienes conciencia, pueden hacerte tomar decisiones que en realidad no deseas. ¿De verdad quieres ser una abogada de éxito? ¿En serio necesitas ser un escritor mundialmente famoso para disfrutar de tu vida? ¿Acaso no prefieres una vida más relajada y armónica que una vida siempre en busca del triunfo? No hay opción mala. El problema es que la corriente social puede haberte privado de la oportunidad de mirar dentro de ti y decidir con el corazón en la mano. Y una vez en la rueda... cuesta bajar.

Por otro lado, y como apunta el propio Scharff, "la enfermedad del corazón vacío probablemente se haya magnificado por la política de un solo hijo". En China como norma. En España como tendencia: según datos del Instituto de Política Familiar, uno de cada tres niños crece como hijx únicx en nuestro país. En esa circunstancia, recibes más presión consciente o inconsciente. En palabras de este experto, te conviertes "en la única persona portadora de las esperanzas y legados de los padres". Te cargan encima demasiada ambición y demasiada responsabilidad. Así que tiras hacia adelante. Pero sintiéndote vacío. Por suerte, nunca es tarde para cambiar las cosas.