Cómo detectar que tienes demasiado estrés y que es hora de parar con todo

Los estudiantes y quienes buscan su primer empleo son las personas más propensas a sufrir estrés de manera frecuente

Si llevas tiempo conviviendo con el estrés, es muy probable que no te sientas un bicho raro. Según el estudio “Percepción y hábitos de la población española en torno al estrés”, de CinfaSalud, cuatro de cada diez españoles de entre 18 y 65 años sufren este estado físicomental de manera frecuente, siendo los estudiantes y quienes buscan su primer empleo quienes más lo padecen. Pero que sea un problema generalizado no implica que deba ser normal. Tampoco que todas las personas lo experimenten con la misma intensidad. Porque hay grados de estrés tan altos que requieren intervención para sobrellevarlo. ¿Pero cómo ser consciente de ello?

Básicamente, el estado de estrés induce a tu organismo a un estado de lucha o huída donde adrenalina y cortisol fluyen más abundantemente. Cuando este estado es muy intenso o prolongado, las consecuencias van más allá de un mero estado de alerta inocuo. Como dice en The Huffington Post el director antiestrés de The Huffington Post, Neil Shah, debes preocuparte cuando “te empiezas a sentir desgastado, extenuado y no puedes pensar con claridad”. La irritabilidad, el miedo costante, el insomnio, los pensamientos inconexos o la dificultad para tomar decisiones son también señales que merecen especial atención.

Pero no todas las manifestaciones negativas del estrés están en nuestra mente. Nuestro cuerpo también sufre los efectos. En este sentido, explica Shah, tienes que considerar seriamente los niveles de estrés a los que estás sometido en tu vida cuando “empiezas a sentir síntomas físicos como palpitaciones, dolores de cabeza y migrañas”. Un cuadro físico muy peligroso para nuestra salud, ya que según el especialista antiestrés de The Stress Management Society, “se suprime la respuesta del sistema inmunitario y tienes más probabilidades de enfermar”.

También hay que tener en cuenta, apunta Shah, a los cambios conductuales. Si estás descuidando tu imagen o higiene personal de una manera significativa, si estás padeciendo cambios bruscos de peso o si estás viviendo bajo estados anímicos indeseables. En definitiva, cualquier “cambio de conducta, forma de vivir la vida, modo en que se muestran al mundo”, apuntilla el experto. Si puedes reconocerte en muchas de estas situaciones, es momento de mover ficha: mindfulness, terapia psicológica, un cambio de vida... Lo que sea necesario para recuperar la paz interior.