Descubre si eres uno de los 5 tipos de consumistas compulsivos

Serlo no depende de lo mucho que compres sino de las motivaciones psicológicas que impulsan tus compras

Los regalos. Las rebajas. Las seductoras luces de los escaparates. Las empresas, hijas de nuestro sistema capitalista, intentan rentabilizar al máximo las navidades explotando nuestro espíritu más consumista. Según cuenta el investigador April Lane Benson en I shop, therefore I am: compulsive buying and the search for self, para ser considerado un consumista compulsivo no necesitas comprar mucha cantidad. El secreto de este problema, tan generalizado, son las motivaciones psicológicos que esconden las compras. En base a esto, hay hasta cinco tipos de consumistas compulsivos.

1. Comprador por estatus. Como señala la psicóloga canadiense Mariana Bockarova en Psychology Today, los consumidores por status tienen tendencia a comprar basándose en las marcas. Quieren que aquello que adquiren les aporte prestigio, un reflejo de alta posición socioeconómica, incluso aunque sean compras totalmente innecesarias o prohibitivas para su bolsillo.

2. Comprador de gangas. El consumista compulsivo, como decíamos, no refiere necesariamente a la cantidad o al coste de los productos. En este caso, los cazadores de gangas regatean con los compradores y están muy atentos a todo tipo de descuentos, incluso aunque tengan dinero de sobra, porque comprar barato les hace sentir que tienen “poder, control y victoria”.

3. Comprador emocional. Probablemente el consumista compulsivo más común. Aquel que compra como mecanismo externo para gestionar emociones negativas como la tristeza, la rabia o el aburrimiento existencial. Más tarde, como señala Bockarova, aparecen “la ansiedad por la cantidad gastada y la vergüenza por no poder controlarse” ante el impulso de comprar.

4. Comprador codependiente. Este especímen puede parecer generoso, pero las compras que hace para otras personas esconden un oscuro secreto: lo hace para ganarse la “aprobación, amistad, lealtad o amor”, según explica la especialista. Así genera una deuda emocional que, en caso de no ser saldada como le gustaría, acaba convertida en resentimiento o agresividad.

5. Comprador bulímico. Una forma muy extrema de consumismo compulsivo. Aquí, como dice Bockarova, el sujeto “gasta hasta que no haya más fondos como una forma de imponerse límites”. Pero este radicalismo no solo tiene efectos económicos en sus vidas, sino también una profunda sensación de vergüenza. En el fondo, y según la experta, buscan sentirse mal.

Y tú, ¿te reconoces en alguno de estos prototipos?