La desconocida vergüenza tóxica que saca lo peor de ti

Cuando alguien, por ejemplo, nos deja en evidencia podemos tener el deseo de escondernos o desaparecer pero también puede activar nuestro lado más turbio y, por tanto, desatar nuestra ira

Recuerda un instante en el que hayas sentido vergüenza. Algún momento en el que o bien no sabías qué decir o alguna persona te ha dejado en evidencia frente a otras. Ni siquiera un momento tan sutil, también puede haber sido una escena de clara humillación. La reacción más instantánea a este tipo de escenas suele ser el deseo de desaparecer, de esconderse. Esto se muestra de diferentes maneras: abandonando el lugar, gritando o llorando. Pero depende de la persona, puede sucederle la conocida como vergüenza tóxica, una reacción que despierta la ira, la rabia y lo más terrible de nuestro interior.

La vergüenza tiene un poderoso impacto a la hora de despertar el enfado, sobre todo en personas más adultas. Desde Psychology Today explican que algunas personas dirigen su ira hacia el exterior, mientras que otras la dirigen hacia adentro. La vergüenza, sea para donde sea, puede ser como la pena: involucra juzgarse negativamente a unx mismx cuando creemos que fallamos en el cumplimiento de nuestros propios estándares o los estándares de otras personas.

Ahora bien, la vergüenza que llamaríamos 'saludable' es aquella en la que se experimenta la autoevaluación. El sentimiento que nos hace reflexionar sobre nosotrxs mismxs puede ser saludable al impulsarnos hacia comportamientos y pensamientos que podrían ser optimistas o que nos podrían llevar hacia el cambio de nuestra forma de ser. Hace que nos planteemos si estamos actuando bien o no. En cambio cuando la vergüenza es tóxica, se vuelve una evaluación global de nosotrxs mismxs como personas y puede llevar a paralizarnos. 

Todo el mundo experimenta vergüenza en algún punto, pero no todo el mundo se rige por vergüenza tóxica. Los expertos apuntan que este tipo de vergüenza surge no de que nos digan que hicimos algo malo, sino que 'somos' algo malo. Una de las peores consecuencias que tiene esta reacción es que hará que nos cerremos a aceptar cualquier tipo de consideración buena que venga de otras personas sobre nosotrxs mismxs, los cumplidos no tendrán valor o empezaremos a no creerlos. Esta vergüenza, en definitiva, nos llevaría a sentir que no merecemos esa consideración, haría que nuestra capacidad de estar completamente presentes con otros y con nosotros mismos desapareciera. ¿El motivo? Protegernos de la vulnerabilidad de sentir vergüenza absorbe mucha energía, sería muy complicado salir del bucle de ese malestar.

La vergüenza tóxica aparece en personas adultas si, durante la infancia por ejemplo, se ha experimentado el menosprecio de los esfuerzos, logros o ideas. Esto se transmite a través de la repetición constante de frases como: "¿por qué lo estás haciendo así?", "¿en qué estabas pensando?", "eso no va a funcionar" o, más directamente, "no importa cuánto te esfuerces, nunca vas a ser tan bueno como tu hermanx". Si sientes que tu primera reacción ante la vergüenza es una ira descontrolada, algo que te hierve por dentro, lo ideal es asistir a terapia y poder hablar abiertamente de estos sentimientos.

Igualmente, pueden existir unos puntos para ser conscientes y controlar nuestras reacciones.

1. La meditación consciente sirve como estrategia para ser menos reactivos a los pensamientos o sentimientos que se experimentan, sobre todo porque nos hace calmar los impulsos y entender que lxs demás no tienen la verdad ni nos conocen como nosotrxs mismxs.

2. Escuchar nuestra voz interna es muy importante. Lo es porque si la conocemos podremos detectar que, si se vuelve hostil, es una reacción de enojo o rabia que reacciona como caparazón ante la vergüenza. Si sentimos esto constantemente hay que hacer un ejercicio de introspección varias veces al día.

3. Debemos ampliar nuestra parte más compasiva cultivando un diálogo interno que funcione como alternativa a esa voz crítica y, en ocasiones, cruel. Esto quiere decir que es esencial cultivar un vocabulario donde exista el perdón y la autoaceptación, incluso aunque sea contrario a nuestros pensamientos principales. Funciona el hecho de imaginar que esas palabras vienen de una persona que nos importa. Incluso si hay que llegar a hablar con alguien para compartir nuestro dolor y encontrar un apoyo, también puede realizarse.

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