No intentes eliminar tu rabia porque acabarás más frustrado y te convertirás en un ser inútil

Suprimir un sentimiento primario es prácticamente imposible por lo que resulta más sano y útil aprender a reconducirlo a tu favor

Da igual dónde vivas. Puede ser Madrid, Barcelona, Valencia o un pueblo perdido de Soria, el caso es que seguramente tienes un sitio en el que practicar yoga a menos de media hora de tu casa. Las técnicas orientales para calmar nuestros cuerpos y nuestras mentes han llegado para quedarse y son algo tan millennial como Netflix, Tinder o Spotify. Junto al yoga, la práctica más extendida son la meditación y el mindfulness. Todas ellas disciplinas orientadas a fomentar una desconexión con nuestras pasiones y sentimientos negativos para obtener la calma. Pero, ¿realmente estamos en el camino correcto?¿es posible vivir como un ser iluminado en una sociedad regida por la competitividad y repleta de obligaciones?

La respuesta es sí, pero se trata de un sí a medias tirando a difícil o medio imposible. A no ser que te llames Siddhartha Gautama y estés a punto de trascender la realidad material, lo más probable es que estas técnicas te ayuden a reducir el estrés y la ansiedad, pero también podrían llevarte a un autoengaño y un ciclo de frustración aún mayor. Eliminar completamente algunas sensaciones de tu existencia no solamente es difícil, sino que la cruda realidad es que resulta imposible. En un artículo de Psychology Today el terapeuta y escritor, Marty Nemko, explica que estas corrientes están infravalorando la importancia y utilidad de sensaciones tildadas de negativas como la rabia que, en realidad, son extremadamente necesarias para que puedas funcionar con cierta naturalidad en la sociedad en la que vives.

Ante todo, la rabia bien llevada puede ser un combustible para tu motivación. Desde demostrar a alguien que te infravaloró o a ti mismx que eres capaz de cumplir sus expectativas a oponerse a situaciones adversas e injustas, una dosis justa de rabia e indignación pueden convertirse en una fuente inagotable de motivación para trabajar más duro o fortalecer tus convicciones. Resulta evidente que las personas que tienden demasiado a mostrar su rabia dejan de resultar creíbles o agradables a los demás simplemente por el hecho de que hagas lo que hagas acabarán igualmente frustradas. Sin embargo, mostrar tu rabia o indignación de manera firme pero moderada cuando la situación lo requiere transmitirá a las personas que te rodean que estás dispuesta a luchar por tus ideales y objetivos por lo que tenderán a respetarte e, incluso, seguir tu liderazgo.

Ser resiliente no es fácil, y la rabia puede ser una herramienta muy poderosa para evitar que otras personas intenten sacar provecho de ti, hacerte el  o dejarte en evidencia. Ser capaces de mostrar nuestra incomodidad cuando el trato recibido es injusto puede prevenir que vuelva a repetirse, eso sí, una vez más la cantidad de rabia y la manera de expresarla son claves para no lograr el efecto contrario al deseado. La rabia bien llevada, insiste Nemko, puede hacerte ser visto como una persona más pasional, carismática y entretenida en cualquier ámbito social. Las personas excesivamente calmadas tienen dificultades para atraer la atención de los demás y no suelen destacar en las dinámicas de grupo por lo que, en ocasiones, acaban sintiéndose más frustradas. Una vez más, se trata de un equilibrio entre la calma y la acción.

Evidentemente, concluye el experto, “los extremos son difíciles de defender y más aún la rabia” ya que, entre otras cosas, dejar que esa emoción tome control de tu vida resulta “incómodo, poco sano e ineficiente para tu rutina”. No obstante, integrar ese sentimiento tan humano en tu vida en lugar de intentar eliminarlo por todos los medios podría resultar una opción mucho más interesante y útil para tu vida. Recuerda que no vives en un monasterio de Tíbet que, desgraciadamente, tendrás que enfrentar cada día a personas que no están sabiendo controlar sus emociones y que, incluso, podrían usarlas en tu contra. Ser perfectamente consciente de lo que sientes y utilizarlo a tu favor, mantener la calma cuando los eventos te abrumen y sacar la rabia cuando necesites motivación, debería ser el objetivo. El yoga y la meditación solo son las herramientas de ese autoconocimiento.