Cuando llega el veranito no hay nada mejor que pasarse una tarde en casa completamente en pelotas. Es una liberación, la piel se refresca y tu cuerpo parece fundirse en el ambiente. Como si lo más normal fuera estar así. De hecho, lo es. Si no, ¿de dónde vendría la exprsión "como Dios nos trajo al mundo"? Pues eso, aunque las normas sociales nos impongan vestirnos e incluso algún vecino pudoroso haya llegado a denunciar cuando ve a alguien en bolas a través de la ventana, estar a pelo en tu casa es lo más.
Pero no solo por la comodidad, y eso va por quienes sin ropa se sienten desprotegidos. El nudismo te ayuda a relacionarte con tu cuerpo de otra manera, enfrentarte con lo que no te gusta y reforzar tu autoestima. Lo contaba la terapeuta Emily Morse hace unos días en su cuenta de Instagram. No hace falta esperar a un momento sexual para disfrutar un rato de tu desnudez. Para ella, la angustia que siente mucha gente al desnudarse es una de las seis causas más comunes por las que no tenemos suficiente sexo o relaciones tan placenteras como nos gustaría.
Aprovechar tus momentos de soledad para desnudarte te ayuda a tener más autoconsciencia sobre tu cuerpo y a dominarlo mejor a la hora de tener relaciones sexuales. Sabes cómo te ves al moverte, cuál es tu ángulo bueno y aprendes a moverte como pez en el agua en el cuerpo a cuerpo, incluso con la luz encendida, algo impensable para algunas personas, como explicaba este reportaje de La Sexta.
El nudismo te ayuda a reducir el estrés y a mejorar tu autoestima, según explicaron a EFE varios científicos. En concreto, la Sociedad Naturalista Americana tiene un libro de 205 argumentos y observaciones en favor del naturismo que trata de explicar que el cuerpo es un todo y que taparlo solo hace que negarnos una sensación totalmente liberadora: "Liberándose a sí mismo para estar desnudo en presencia de otros, incluyendo miembros del sexo opuesto, los nudistas también se sacan de encima todas las cuestiones sociales que acompañan al tabú de la desnudez", dice el texto, que hace una revisión histórica de los momentos que han hecho que nos pasemos el día tapadxs de ropa, incluso para dormir o para estar solxs en casa.
En la Antigua Grecia, en la Edad Media e incluso en la era victoriana, el desnudo en ciertas situaciones no estaba tan mal visto. Incluso hace pocas décadas, en la era hippie, cuando nuestros padres eran jóvenes, quitarse la ropa era un signo de libertad. Habría que recordarlo más, ahora que un pezón en Instagram es motivo de censura, que cuando estamos en la intimidad deberíamos disfrutar más del contacto con nuestra propia piel.