¿Por qué deberías escribir todos tus miedos nada más levantarte?

Disminuirás su intensidad, comprenderás su inconsistencia y te motivarán a tomar riesgos

Todas las mañanas despiertas con el mismo ritual. Abres los ojos, remoloneas un poquito en la cama y automáticamente miras el móvil para empaparte de nuevos estímulos. A partir de ahí, la jornada transcurre con vertiginosidad. Acción tras acción. Quehacer tras quehacer. Hasta que llega la noche y vuelves a suspender el cerebro. En todo ese tiempo, tus miedos más profundos permanecen ahí, en una esquina no observada de tu mente. Pero no creas que no te condicionan porque lo hacen. ¿La solución? Escribir sobre ellos cada mañana.

Es la propuesta del experto en hábitos Michael Chernow. Como apuntan desde el medio digital Poosh, parafraseando a Chernow, "la belleza de esta práctica es que cuando miro hacia atrás a los miedos que escribí hace meses o incluso años, descubro que muy pocos, si es que alguno, de esos miedos se cumplieron". Y eso es muy importante a la hora de relacionarte con tus miedos. Sí, seguirás teniéndolos, aparecerán otros nuevos, pero ya no les proporcionarás tantísimo poder sobre ti porque no darás por hecho que van a hacerse realidad.

No todo es siempre lo que parece

Así, poco a poco, conforme un miedo escrito tras otro resultan ser infundados, aprenderás una verdad preciosa. En palabras de Chernow, "lo que me ha enseñado el diario de miedos es que el miedo es mayormente fabricado, creado en una historia que nos contamos a nosotros mismos, y cuanto más conscientes seamos de ello, más fácil será vivir con los miedos en lugar de asustado". Tus miedos no hablan de la realidad. Ni siquiera de tu realidad. Tus miedos hablan de ti. Te enseñan cosas sobre ti. Y por eso conviene no ignorarlos.

El miedo puede ayudarte

Además, tus miedos tienen también una utilidad práctica. Así lo explica este mismo especialista: "El miedo puede debilitarnos absolutamente mental, física y espiritualmente. Sin embargo, al mismo tiempo puede motivarnos a escalar montañas más altas, tomar el riesgo que necesitamos para alcanzar una meta o comprometernos con una persona con la que diseñamos una vida". Una vez comprendes su fragilidad, puedes usar el miedo como motivación excitante para experimentar y atreverte a vivir como siempre has querido vivir. 

El ejercicio es muy sencillo. Tal y como señalan desde Poosh, "los diarios de miedo son más o menos los nuevos diarios de gratitud". De hecho, conviene complementarlos. En lugar de remolonear diez minutos más en la cama, que en realidad no sirven para que estés más descansadx, solo para resistirte a la obligación de comenzar el día, utilízalos para escribir una lista de las cosas que agradeces y otra lista con las cosas que temes. Así cada día. Darles visibilidad reducirá su intensidad y te volverá mucho más consciente.