Qué es el autogaslighting y cómo afecta a tu salud mental

Se trata de una voz interior que desacredita tu percepción de las cosas

Son muchos los comportamientos que llevan milenios entre nosotros, pero que recién comenzamos a poner nombre. El gaslighting es uno de ellos. Una estrategia de manipulación a través de la cual una persona hace que otra persona dude de su propia percepción de la realidad mediante manipulación y minimización. Todo desemboca en una profunda carencia de autoconfianza. ¿Pero qué pasa cuando esa persona no es ni tu novix, ni tu amigx o ni un familiar? ¿Qué ocurre cuando somos nosotrxs mismxs quienes nos torturamos poco a poco? ¿Y si estamos cayendo en el autogaslighting? Porque es tan real como la vida misma.

Así lo confirma la psicóloga transpersonal Ingrid Clayton en un artículo para Psychology Today. Aunque sus investigaciones se han enriquecido a través de sus experiencias con infinidad de pacientes, el detonante que llevó a la especialista a profundizar en el autogaslighting fue su propia experiencia: fue víctima de abuso en la infancia a manos de su padrasto y, durante años, comprobó cómo se hacía luz de gas constantemente. Tan pronto como intentaba compartir su trauma con alguien, una voz mental la desacreditaba y la convencía de que aquello que estaba viviendo no era tan grave como sentía. La enmudecía.

Según Clayton, el autogaslighing se materializa en pensamientos similares a "tal vez no fue tan malo", "no experimenté un trauma real", "no me creyó porque no vale la pena creerme", "si yo fuera una persona más fuerte o más espiritual no me sentiría de esta manera", "ya debería haber superado esto en lugar de que esto tenga un impacto en todos los aspectos de mi vida". Por supuesto, el gran problema del autogaslighting es que no eres consciente de que estás cometiéndolo. "Una de las cosas insidiosas del autogaslighting es su naturaleza invisible. Es fácil cuestionar las heridas invisibles". Y eso solo es el inicio.

Una vez que cuestionas tu propia tragedia, que encuentras la capacidad argumental para desprestigiar la opinión que tienes acerca de lo peor que has vivido o andas viviendo, comienza la cuesta abajo. "Se generaliza todo. '¿Merezco cuidado, cosas buenas o logros?'. Empecé a sentir que no podía confiar en mí misma en absoluto. Hoy, si alguien me dijera: 'No te creo. Eres una mentirosa. Inventaste todo', yo estaría horrorizada y con razón. No puedo imaginar ningún escenario en el que le diría esto a otro ser humano y no quiero seguir diciéndomelo a mí misma". Por suerte, el autogaslighting puede dejarse atrás.

Como dice esta psicóloga, el hecho de que no podamos alterar los acontecimientos del pasado no implica de ninguna manera que no podamos modificar el modo en que reaccionamos a él. Clayton proporciona a todas esas personas que sospechen que puedan estar sufriendo autogaslighting tres preguntas claves. La primera de ellas es que "si te preguntas si tu trauma fue lo suficientemente malo como para sentirte tan mal como te sientes... lo fue". La segunda, que "si te preguntas si mereces apoyo... lo mereces". Y la tercera, que "si te preguntas si puedes recuperarte de una vida de gaslighting... puedes". Este artículo podría ser el punto de partida.