Colas de cuatro horas para entrar a la primera tienda Labubu de España

La marca fabricante utiliza estrategias adictivas para engancharte

La locura con los Labubu es total. Hay tanto hype detrás de estos muñecos de sonrisa inquietante que, según cuenta el periodista John Tones, solo el año pasado le dieron a la empresa fabricante china, Pop Mart, 419 millones de dólares en beneficios. Y sí, lleva operativa desde el año 2000 creando artículos coleccionables, pero ha sido en estos últimos doce meses cuando se ha vuelto megaviral. Para que te hagas una idea, en el 2024 sus acciones subieron un 370%. Tanto es el éxito que ha empezado a expandirse más y más fuera de China. Incluido en España: ha abierto su primera tienda fija en Barcelona y ya hay colas de más de cuatro horas para poder entrar.

Ubicada en el Portal de l’Àngel de la Ciudad Condal, parece ser que el día de su apertura había colas de 200 metros para comprar todo tipo de Labubu. Había quien se gastaba algo más de diez euros en alguno y quien se gastaba más de 700 euros en pillarse muchos de ellos. Quizás porque la fiebre Labubu les tiene hipnotizadxs y han entrado en modo coleccionista. Quizás porque están siendo estratégicxs y pensando en revenderlos en el futuro cuando la demanda sea aún mayor. Sea como sea, está claro que es uno de los trendys del año y que para comprenderlo hay que analizar muy bien el contexto en el que se han popularizado. No es una moda casual.

Porque, como dice el propio Tones, el modelo comercial de Pop Mart está ideado precisamente para engancharte. Por un lado, a través de la exclusividad. No, no hay infinitas unidades de los diferentes modelos, y eso activa en tu cerebro unas ganas increíbles de querer tenerlo. De ser una de las personas afortunadas. Es lo mismo que hace EA Sports con sus cartas especiales en el FIFA. La consecuencia es que la gente se pasa cada vez más tiempo buscando esos modelos tan escasos y entrando a la tienda oficial online de la marca para intentar ser lxs primerxs en encontrar un nuevo Labubu y comprarlo antes de que se agote. Eso es suficiente para generar adicción.

Pero es que encima Pop Mart utiliza otra táctica para terminar de convertir esto en una especie de lotería: “se venden en cajas sorpresas o blind boxes, donde los compradores no saben exactamente qué figura van a recibir”. Y ya sabemos de sobra lo muchísimo que ama nuestro cerebro la incertidumbre y la posibilidad de obtener un premio especial. Lo que pasa es que no siempre llega. En realidad casi nunca llega. Y ahí estás tú comprando cada vez más cajas. Si a todo esto le sumas que influencers y celebrities también están cayendo en la labubumanía y posteando sus colecciones, tienes el cóctel perfecto para la viralidad. Y tú, ¿también has caído en esta moda?