Ya hace casi dos meses que me mudé con mi pareja. Es un bloque de pisos en Carabanchel cuyas casas dan todas a una corrala de vecinos. Haciendo la mudanza una mujer salió de su casa para presentarse. Qué maja, dijo mi novio. Uf, ya verás, pensé yo. Ese primer acercamiento activó mi intuición que a gritos me decía: La que te ha caído.
"Aquí nos conocemos todos". "Si entra alguien extraño me asomo a mirar". "Aquí estoy para lo que necesites". "Esta comunidad es muy tranquila".
A los cinco días estoy a lo mío preparando el desayuno y veo cómo una mano toca los geranios que tengo en la ventana. Oigo a la vecina decir: "no, ¡si son falsos!" y se oye otra voz desde el patio de abajo: "Anda, ya decía yo, que estaban muy hermosos". Abro inmediatamente la ventana y saludo, "buenos días". No te creas que la vecina se sobresalta por haberla pillado, que va, sigue tan ricamente. "Aquí estábamos diciendo que así seguro que no se te mueren las plantas ja ja ja". Mi cara. Respondo: "ya, bueno, es que son de una obra de teatro que hacía, me los guardaba mi abuela y les tengo mucho cariño". Ella: "Sí, sí, así cuidáis las plantas la juventud, ja ja ja".
Estoy enfadada. No estoy nada acostumbrada a tener un contacto tan directo con mis vecinos. En la casa de mis padres jamás me sentí observada. Aquí, en cambio, siento que la vecina no tiene nada mejor que hacer es una persona mayor jubilada que enterarse de nuestra vida.
Decido relajarme. Seguro que el episodio de los geranios ha sido puntual. A la semana siguiente viene una visita a casa. Tarda mucho en subir desde el portal a la puerta. Oigo que la vecina la ha interceptado en su puerta. "¿A dónde vas? ¿Seguro que es aquí?" Salgo al descansillo, le explico que viene a verme a mí. "Ah, es que hay que tener cuidado con los desconocidos…" ¡PERO SEÑORA!
Desde entonces hemos tenido numerosos encontronazos. Como aquel día que estaba yo limpiando con la música puesta y las ventanas abiertas y de repente apareció de la nada y me dijo: "Vaya jaleo tienes montado". Yo, sobresaltada, apagué la música y le dije que si la estaba molestando, a lo que ella me contestó que no, que solo se había asomado por curiosidad. En ese momento ya tuve que ser borde, "hay que poner límites", me dije. Curiosidad es quedarte un momentito en silencio en tu vivienda para ver cuál es la playlist de tu vecina, no salir de tu casa, ir al pasillo, asomarte a una ventana ajena, husmear e interrumpirme. Obviamente, no dije eso. Fui borde a mi manera: "¿Quieres algo más o puedo seguir?" A la vecina le cambió la cara y se fue sin decir nada.
Tener una vecina cotilla es una tortura, porque aunque no está todo el rato al acecho, siento que en cualquier momento puede aparecer. A veces la he pillado asomándose a la ventana de la calle justo cuando salgo a tirar la basura, saluda a mis amigos cuando llegan, ya tiene fichados a mis padres… Es cierto que yo expongo una parte de vida en redes sociales, sí. Cuelgo fotos de mis amigos, de mi pareja e incluso de rincones de la nueva casa. Pero eso es otra movida porque yo elijo lo que quiero compartir. Con la vecina es ella quien elige y eso es una invasión.
El otro día nos recogió un paquete porque no estábamos en casa. Cuando llegamos nos dijo que ella estaba aquí para lo que necesitáramos. Me pareció maja. En el fondo, sé que es una buena persona, que se aburre y que al final dos jóvenes se han mudado a su lado y es todo estímulos nuevos. La comprendo. Tengo más vecinos cotillas, eh, no es la única, pero el resto disimulan mejor. Estoy muchas veces preocupada por no hacer ruido o mirando por la ventana a ver si me observan, me hace sentir incómoda, sobre todo al principio. Ayer por ejemplo fui en tetas a la cocina y una vecina joven justo pasó y bueno, pues es lo que hay. No puedo estar 24/7 pendiente de qué hacen, yo no miro por sus ventanas al pasar… imagino que es porque somos la novedad y como bien me dijo el primer día: aquí todos se conocen.
En fin, que la vecina sabe más de mi vida que muchas personas, espero que nunca lo utilice en mi contra y sobre todo, espero que si lees esto, vecina, dejes de espiarnos y nunca saques el tema de este artículo porque me pondré tensa y fingiré que no sé de lo que hablas, como cuando ayer me dijiste "vaya nochecita, ¿eh?".