La Haya ha marcado un hito en la lucha contra la crisis climática al convertirse en la primera ciudad del mundo en prohibir los anuncios publicitarios relacionados con la industria fósil. Este movimiento, aprobado por el Ayuntamiento de la ciudad el pasado jueves, refleja una creciente presión por parte de activistas y ciudadanos para que las grandes corporaciones reduzcan su influencia en la opinión pública y asuman su responsabilidad en la aceleración del cambio climático.
La medida, que entrará en vigor en 2025, prohíbe la colocación de anuncios de empresas vinculadas a la extracción y comercialización de combustibles fósiles como petróleo, gas y carbón en espacios públicos. Se aplicará tanto en vallas publicitarias como en estaciones de tren, autobuses y en el transporte público. La ley también tiene en cuenta las inversiones publicitarias en eventos y actividades de la ciudad, de modo que las marcas del sector energético que no estén comprometidas con prácticas sostenibles verán restringida su capacidad para promoverse en estos espacios.
La iniciativa, que ha generado tanto elogios como controversia, responde a una creciente preocupación por el papel de los anuncios de la industria fósil en la perpetuación de la crisis climática. Según un informe reciente de Greenpeace, más del 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo provienen de la quema de combustibles fósiles, una realidad que las grandes compañías energéticas continúan promocionando a través de sus campañas publicitarias. Para muchos, esta prohibición representa un paso necesario para poner freno a la “desinformación climática” que oculta los impactos reales de estas industrias en el medioambiente.
Un momento decisivo
Este es un momento decisivo. La publicidad de la industria fósil no solo contribuye al consumo irresponsable de recursos, sino que también promueve una cultura que ignora las consecuencias devastadoras del cambio climático. Por su parte, el gobierno local de La Haya ha señalado que la medida busca inspirar a otras ciudades a seguir el ejemplo y tomar medidas más estrictas contra los intereses de las grandes corporaciones energéticas.
Sin embargo, la decisión no ha estado exenta de críticas. La Asociación General Neerlandesa de Empresas de Viajes (ANVR) ha expresado su desacuerdo con la medida y anunció que llevará la cuestión a los tribunales. Argumenta que las empresas tienen derecho a promover productos más sostenibles y que esta restricción tendrá un “poco impacto en el clima”. Similarmente, la Asociación de Anunciantes (BVA) asegura que obstaculiza la transición sostenible, ya que los consumidores no serán informados sobre opciones más ecológicas, como los vehículos híbridos.
A pesar de esto, los defensores de la ley sostienen que la acción local es esencial en un momento donde la inacción global amenaza el futuro del planeta.