¿Cuántas veces has escuchado aquello de que la selva amazónica es el pulmón del planeta? ¿Que sin ella los niveles de oxígeno caerían tanto que tendríamos un serio problema? Pues es cierto. Y no solo eso: sus árboles almacenan una cantidad inmensa de carbono y evitan que este se libere a la atmósfera y empeore el calentamiento global que ya sufre nuestro mundo. El problema, según teorizan muchxs científicxs, es el hecho de que su creciente deforestación, sus incendios y el propio cambio climático podrían estar convirtiéndola en una gigantesca emisora del carbono almacenado en sus árboles. O dicho de otra manera: podría estar pasando de solución a agravante. Y es una malísima noticia.
Pero es solo una hipótesis científica. Para confirmarla o refutarla, un equipo de investigadorxs brasileños ha preparado un experimento que se pondrá en marcha in situ en la propia selva amazónica. Como explican desde Inverse, medio que difunde la propuesta, esta “simulará el cambio climático utilizando tres torres que rocían dióxido de carbono en una sección expuesta de la selva tropical” y tres torres de control que no liberarán dióxido de carbono. El objetivo es claro: comprobar cuáles serán los efectos del cambio climático en la selva y cómo esta será responsable de mitigar o de empeorar la situación. Una información que será clave para el futuro de la humanidad.
En palabras de lxs expertxs de Inverse, “la finalidad del experimento es evaluar cómo responden las plantas al aumento de los niveles de dióxido de carbono y determinar si el bosque alcanzará un punto de inflexión en el que pase de ser un sumidero de carbono vital a un contaminador masivo de carbono”. Como decíamos antes, algunxs especialistas teorizan que esto podría pasar. Otrxs están convencidos de que la selva tropical es mucho más resistente a los efectos del cambio climático de lo que podríamos pensar. En cualquier caso, los resultados de la investigación marcarán un antes y un después en la lucha contra el cambio climático. No existe mejor laboratorio.
Aunque no es la primera vez que se implementa un experimento de estas características. “Se basa en la tecnología Free Air CO2 Enrichment (FACE), que el gobierno de los Estados Unidos comenzó a investigar en la década de 1970 y que fue desarrollada por el Laboratorio Nacional de Brookhaven para uso agrícola”. Posteriormente esta tecnología y el experimento basado en ella se realizaron tanto en Duke Forest como en el desierto de Nevada, ambos entornos de Estados Unidos. El Amazonas, sin embargo, ofrecerá datos bastante más relevantes, puesto que se trata de un ecosistema fundamental en el equilibrio climático global. Nos jugamos mucho. Estaremos muy atentxs.