Así es la primera batería recargable a base de alimentos

Podría utilizarse para cámaras que investiguen síntomas de enfermedades desde dentro del cuerpo humano

El cambio climático está aquí. No es una profecía para las décadas venideras. No es ningún cuento de terror. No es un relato mediático fake. Es una realidad que demuestra su existencia con récords de temperatura, olas de calor cada vez más habituales y un derretimiento imparable de las zonas heladas del planeta. Y en un panorama así cada detalle cuenta. Cada pequeño gesto que disminuye la contaminación. Cada política pública destinada a proteger el medioambiente. Cada iniciativa o cambio de modelo empresarial orientado a la sostenibilidad. Y por supuesto cada nuevo desarrollo tecnológico que permite a las personas llevar una vida mucho más ecológica. Es el caso de una nueva batería recargable creada a partir de alimentos.

En concreto, y como explican lxs autorxs en el medio especializado ScienceAlert, se trata de un dispositivo prototipo que funciona a 0,65 voltios y que proporciona una corriente de 48 microamperios durante 12 minutos, lo que le permite suministrar energía a pequeños dispositivos como circuitos o sensores.

La idea, además de que su producción resulte menos contaminante para el medioambiente, y genere por tanto un menor impacto en el calentamiento global y en el cambio climático, es que pueda utilizarse para cámaras enanas que se introduzcan dentro del cuerpo humano para localizar anomalías y enfermedades. Estas baterías orgánicas podrían revolucionar la medicina al generar más diagnósticos precoces.

Un invento revolucionario

Además, y dado que todos sus componentes son perfectamente comestibles, sus creadorxs creen que podrían emplearse también en juguetes infantiles. No pasaría nada si alguien se tragase una de estas baterías. En cualquier caso, la intención de los mismos es superar obstáculos y limitaciones para confeccionar baterías a base de alimentos mucho más potentes. En palabras de unx de sus autorxs, el italiano Mario Cariani, “ya estamos desarrollando dispositivos con mayor capacidad y reduciendo el tamaño total”, unos avances que “se probarán en el futuro también para impulsar robots blandos comestibles”. ¿Una inteligencia artificial dentro de un cuerpo hecho de alimentos? Quién sabe.

Y hablando de alimentos: “los dispositivos podrían usarse para verificar que los alimentos son seguros y cumplen con los estándares requeridos mientras están en el intestino, antes de que el dispositivo de control se digiera junto con los alimentos”, apuntan desde Gizmodo, medio que difunde la investigación. Sus utilidades son múltiples.

Sin embargo, lo que de verdad esperan sus autorxs es que este invento sirva para “inspirar a otros científicos a construir baterías más seguras para un futuro verdaderamente sostenible”. Hay muchos móviles, muchos ordenadores y muchas tablets en el mundo, y necesitamos soluciones que hagan que no agraven la crisis climática.