Los cinco privilegios que todos deberíamos aprender a gestionar

Si eres rico, blanco, hombre, hetero o simplemente humano, tienes privilegios que deberías aprender a gestionar

El racismo, el machismo, la aporofobia, el clasismo o, incluso, el pensar que uno tiene más derecho a la ciudad por ir en coche que alguien que va andando no son más que expresiones, acentuadas en los últimos tiempos por la extrema derecha, de defensa del privilegio. Cuando tienes algo que no todos tienen y que supone un privilegio para ti, es frecuente que pienses que el hecho de que otrxs adquieran ciertos derechos amenaza tu privilegio.

Aunque machistas y racistas defiendan en muchas ocasiones hablar en pos de la igualdad o traten a las minorías como colectivos victimistas, en realidad son ellos quienes no han tenido el coraje de luchar a contracorriente y quienes se pasan media vida quejándose de que otros colectivos quieran acceder a derechos. Veamos unos ejemplos.

De género

El hecho de que haya muchísimos más cargos directivos en empresas y en países hombres, históricamente y en la actualidad, de que los trabajos más masculinizados sean mejor remunerados, de que haya muchos más hombres que violan y agreden a sus parejas que mujeres, genera una desigualdad que suele poner al hombre en una situación de privilegio. Quejarse de que se quieran introducir cuotas de mujeres, mayor vigilancia a maltratadores o leyes que promuevan la igualdad salarial siendo un hombre es, en el fondo, una forma de aferrarse a un privilegio que no se quiere perder. Eso sí, siempre lo harán defendiendo la autorregulación del mercado, las leyes naturales o una libertad mal entendida. No seas así.

De raza

En ocasiones, incluso la persona más feminista acaba por caer en los prejuicios contra personas de otra etnia o nacionalidad. En el caso de los países más pobres que España, criminalizar a su población o dar por hecho que va a estar menos cualificada son tendencias comunes que parten muchas veces de la ignorancia. Pero incluso cierto paternalismo que nace del antirracismo puede ser también una forma de ejercer el privilegio. La riqueza cultural y la historia de vida de cada persona tiene su valor, sea de donde sea, y menospreciarlo o romantizarlo son dos tentaciones que nacen del privilegio.

De orientación sexual

Aunque parezca mentira, aún existe gente que cree que no ser heterosexual te hace menos dignx. Minimizar la discriminación que sufren las personas gays, bisexuales, lesbianas y trans es una actitud muy de hetero privilegiado mal. Claramente, alguien que niega esa discriminación no ha sentido en su piel el miedo a los comentarios o incluso agresiones por besarse con su pareja o incluso por llevar una estética determinada. Ese miedo aún existe y no tenerlo es un privilegio del que no deberías abusar.

De clase

“Si está en el paro, algo habrá hecho mal” o “tienes lo que mereces” son frases que no es necesario investigar mucho para refutar. Claro que hay gente que ha triunfado con esfuerzo y gente que ha fracasado por malas decisiones, pero el mundo está lleno de verdaderos ineptos que se han hecho ricos por hacerle la pelota al jefe, por ser hijx de alguien importante o simplemente por caer en un lugar concreto en un momento adecuado. Y el mundo está lleno también de talento no reconocido. Así que despreciar a alguien porque tenga menos que tú, o aprovecharse de los trabajadores para enriquecerte con su precariedad, son formas nefastas de defender el privilegio. Ser rico o empresario te brinda la oportunidad de ceder privilegio y comportarte de manera justa con quienes no lo han tenido tan bien como tú. Aprovéchala.

Ambiental

El ser humano tiene el privilegio y se ha tomado la libertad de explotar el planeta a su antojo. Eso ha derivado en la extinción precipitada de muchas especies, en la destrucción de la naturaleza y ahora además nos está poniendo en un aprieto a nosotros mismos. En pocos casos se ve tan claro como en el privilegio ambiental cómo la defensa a ultranza del privilegio puede acabar jugando contra el mismo que la explota. Empresas que se niegan a tomar medidas contra el cambio climático, conductores que creen que ir en coche a todas partes es un derecho y que se quejan de que haya más espacio para los peatones...Formas poco elegantes y además anticientíficas de defender el privilegio.