La razón por la que los ricos están dispuestos a correr más riesgos: así lo demuestra el caso ‘Titan’

A la naturaleza le da igual cuantos ceros hay en tu cuenta bancaria, aunque los ricos piensen que tienen algún tipo de inmunidad por ello

La búsqueda del submarino ‘Titan’, con sus cinco tripulantes, en las profundidades del océano, ha acaparado los titulares de los periódicos durante días. La expedición turística para poder ver los restos del Titanic a 4000 metros de profundidad se trata de una aventura para ricos (el pasaje al sumergible cuesta unos 250 mil dólares) que ha acabado movilizando a las fuerzas de Canadá, Estados Unidos y Francia.

El jueves 22 de junio a las 6 de la mañana, hora local (en la hora española, las 13 horas del mediodía) es cuando se rebasó el tiempo límite de oxígeno que calculaban los científicos. Pero este no es un artículo sobre la desaparición del ‘Titan’, sino sobre cómo alguien está dispuesto a pagar 250 mil dólares para arriesgar su vida en una misión experimental. Sí, experimental. Pues el submarino ‘Titan’ y toda la experiencia de bajar a ver los restos del Titánic se trata de un viaje en “un sumergible experimental”.

El youtuber mexicano Alan Estrada lo explicaba muy bien cuando él, el 2022 consiguió bajar con el sumergible: tuvo que firmar diversos documentos donde declaraban que era consciente de las posibilidades de sufrir lesiones, traumas o incluso la muerte. Aunque suene banal decirlo así, solo los ricos pueden permitirse poner en riesgo su vida de estas maneras.

El resto de mortales, en caso de sufrir una tragedia náutica, estamos más cerca de acabar como los 700 migrantes que dejaron morir en las aguas de Grecia que como los tres millonarios del Titan. Los otros dos son el propietario de Ocean Gatge, Stockon Rush, y Paul-Henri Nargeolet, experto en el Titanic.

Cuando todo lo compra el dinero

La explicación de por qué pasa esto, es la falsa sensación de seguridad que da el dinero. Así lo explicaba en un TikTok una chica que trabaja en la alta montaña. Según ella, la gran mayoría de rescates que hacen allí siempre son de personas ricas. “Son los que más desoyen las advertencias”, expone.

Este hecho se debe a que toda persona con dinero criada en un entorno urbano, ya sea una ciudad o un pueblo, crece con una sensación de seguridad. Porque en el mundo urbano la gran mayoría de problemas se solucionan pagando. ¿Se te jode el coche? Te compras otro. ¿Te han dejado tiradx en medio de la nada? Puedes permitirte un taxi nocturno.

Es una lógica con la que han crecido las personas ricas y que las aleja de la realidad. Seguramente tú, no corras ni la mitad de riesgos que ellxs en el entorno urbano, porque sabes que el último bus sale a las 12 de la noche, y no lo coges, te puedes quedar tiradísimo.

El problema viene cuando esta misma lógica se aplica a los entornos naturales. La madre naturaleza sigue viviendo con la ley del más fuerte, que no es la del más rico, y ya puedes tener muchos millones que si estas en un submarino perdido a miles de metros de profundidad, no podrás solucionar nada. Lo mismo pasa en la alta montaña si te pierdes o te engancha una tormenta. En este sentido, todxs somos iguales ante la naturaleza.

A esto cabe sumarle la seguridad de que si eres rico, contarás con una gran cobertura mediática y un despliegue de fuerzas internacionales (que seguramente ya cuestan más del triple que el billete de ida del titán), mientras que si eres un pobre migrante te dejarán morir en el agua porque eres un problema para los gobiernos.