La vivienda representa sin ninguna duda el mayor problema de lxs españolxs. Es una pesadilla. Un drama que se come la ilusión y los ahorros de muchísima gente. Y sí, la llegada de extranjerxs es parte responsable de esta situación, pues hay muchxs aprovechando su mayor poder adquisitivo para comprar viviendas aquí. En concreto, y según dice el periodista Carlos Priego en base a los últimos datos del Colegio de Registradores, “cerca del 15% de todas las transacciones las protagonizaron ciudadanos extranjeros”. Y no, no son las comunidades habitualmente señaladas por la ultraderecha: el problema viene principalmente de otros países desarrollados de Europa.
Porque obviamente comunidades como la marroquí, la rumana o la búlgara también están comprando viviendas, pero es un contexto totalmente diferente: son personas que en la inmensa mayoría de los casos hacen su vida aquí, trabajan en nuestro país y forman parte de la sociedad. Es como si tú te compras una casa cuando puedas. Es normal. El problema es que buena parte de la compra extranjera, la que recae en manos de europexs, no se realiza para vivir, sino como una forma de inversión inmobiliaria. Tienen más pasta que tú, compran viviendas como si nada y luego pueden especular con ellas o ponerlas en alquiler a precios muy altos. Eso no es orgánico.
Británicos. Alemanes. Franceses. Neerlandeses. Italianos. Se ha puesto de moda poner el ojo en nuestro país. Y de forma desigual, claro, porque “hay puntos como Extremadura, Galicia, Castilla y León o Cantabria en los que las operaciones protagonizadas por extranjeros no suponen ni el 4% del total”. Por el contrario, estas inversiones perversas, que alteran el mercado inmobiliario y hacen que te resulte imposible hacerte con una casa por la inflación de precios, alcanzan unos niveles locos en lugares como Islas Baleares (32,6%), Comunidad Valenciana (28,9%), Islas Canarias (27,2%), Región de Murcia (23,6%) o Cataluña (16,3%). Allí la situación es mucho más dura.
Además del interés lucrativo, Priego señala las Golden Visa como uno de los principales motivantes de estas inversiones: hasta hace muy poco lxs extranjerxs podían obtener un visado al comprarse un inmueble, cosa que el Gobierno eliminó este mismo año. Es un paso, sí, pero esta situación tan dramática, la de la vivienda en España, merece medidas aún más valientes. Sobre todo cuando cruzamos todo esto con otro dato lamentable: los desahucios están volviendo a crecer y ya se sitúan en su cifra más elevada desde 2022, con especial afectación en Andalucía, en Comunidad Valenciana y en Cataluña. No podemos seguir así: la vivienda no es un bien de mercado, es un derecho.