Miles de mujeres en Corea del Sur eligen la soltería y no casarse como una opción más allá de lo personal: es una decisión política. Forman parte de un movimiento de miles de mujeres llamado “4B” o “Los 4 No”. Y sus seguidoras dicen no a las citas, al sexo con los hombres, al matrimonio o a tener hijxs.
Este movimiento es el extremo de una tendencia más amplia de mujeres que se están alejando de los valores tradicionales de la sociedad surcoreana. Un artículo extenso de The Atlantic nos lo explica: en 1960, las mujeres surcoreanas tenían, en promedio, seis hijos por cabeza. En 2022, el promedio fue de 0,78 hijos. La tasa de fertilidad de Corea del Sur es la más baja del mundo.
Y el Gobierno está intentando culpar a las mujeres y al feminismo. En los medios coreanos lo llaman “la guerra de género”, un deterioro de las relaciones entre mujeres y hombres. La realidad es que Corea del Sur ha vivido una transformación económica ultrarrápida en las últimas décadas que no ha ido acompañada de una evolución en la igualdad entre hombres y mujeres. Se sigue esperando de las mujeres un ideal de madre y esposa muy machista, mientras tienen las mismas ambiciones y expectativas laborales que los hombres. Ellos, en cambio, no han abrazado la igualdad.
Cuando el género decide tu voto
Como resultado, han florecido resentimientos en ambos lados de la división de género, que incluso están afectando el voto y la política. El presidente actual de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, prometió en campaña abolir el Ministerio de Igualdad de Género y Familia. Según él, trataba a los hombres como “potenciales delincuentes sexuales”. Y culpó al feminismo por la baja tasa de natalidad del país, como nos cuenta Anna Louie Sussman en The Atlantic.
Durante casi 20 años, el Gobierno ha gastado más de 150.000 millones de dólares en políticas de natalidad, pero parece que los esfuerzos no han funcionado. Incluso una política de los Gobiernos locales trataba de financiar que los solteros se buscaran a novias extranjeras. La mayoría de votantes del presidente fueron hombres, mientras que casi un 60 % de las mujeres se decantaron por otros candidatos. Es decir, que ser hombre o mujer define ahora la política en el país asiático.
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La violencia contra las mujeres también ha hecho que muchas prefieran estar solas. Y además, gracias al feminismo, han podido ponerle palabras al maltrato que han vivido durante toda su vida por parte de los hombres de su familia y la doble exigencia de ser mujeres. Se encontraron con el movimiento gracias a internet. Leen sobre feminicidios, acoso y delitos sexuales digitales, en aumento desde 2011.
Es el salto entre esa emancipación de las mujeres y el retraso de la sociedad patriarcal surcoreana lo que ha distanciado a los dos géneros. Y todos los esfuerzos del Gobierno parecen haber caído en saco roto. La pregunta es: ¿cómo acercar a los hombres al feminismo para unas relaciones íntimas y sociales más justas?