La policía de Tailandia ha descartado la muerte accidental y la presencia de cómplices en el caso de Daniel Sancho, quien presuntamente asesinó y desmembró al cirujano plástico colombiano Edwin Arrieta, con el que mantenía una conflictiva relación. Eso sí: no hay dudas sobre el motivo, por el que la policía de Tailandia pide la pena de muerte. Lo ha repetido Surachate Hakparn, uno de los policías más mediáticos y poderosos del país, llegado en helicóptero a la comisaría de Koh Panghan y recibido con la pleitesía de una estrella del rock.
Sancho planeó el asesinato para acabar con la relación ante la negativa de Arrieta, ha insistido. Surachate, más conocido como ‘Big Joke’, ha descartado con rotundidad la muerte fortuita que el chef había repetido tras su detención. Se desconoce aún la causa concreta de la muerte de Arrieta y los agentes no han aclarado si ya se ha realizado la autopsia. Daniel Sancho le apuñaló en el pecho y la policía ha mostrado su camiseta agujereada, pero no ha podido determinar si la víctima falleció por esa herida o al golpearse la cabeza en el baño en la caída.
Amenazas
Edwin Arrieta amenazó a Daniel Sancho con matarle si terminaba la relación que mantenían, ha revelado uno de los líderes de la investigación a El Periódico de Catalunya. La amenaza está incluida en el intercambio de mensajes entre asesino confeso y víctima en el teléfono móvil del primero que está en poder de la comisaría de la isla de Koh Pangan. La prensa tailandesa, citando fuentes policiales, ya desveló que Arrieta había advertido a Sancho de que haría públicas fotos comprometedoras si cortaba la relación que habían empezado tras conocerse un año atrás en la red social Instagram. La insistencia en mantener sexo de Arrieta, según la declaración de Sancho, le hizo perder la cabeza y golpearle.
Pena de muerte
Tailandia es uno de los noventa países en el mundo que mantiene la pena de muerte vigente, aunque la aplica solo esporádicamente. En defenitiva, se aplica a diversos delitos considerados graves, entre ellos el asesinato. Por lo tanto, la pena de muerte que allí se emplea y a la que se enfrenta Daniel Sancho es la famosa inyección letal que se aplica con una dosis masiva intravenosa de tres sustancias químicas. Primero, se sujeta a la persona condenada con correas a una camilla y se les inyecta un anestésico; a continuación, un agente paralizante, y por último, cloruro potásico, subtancia que hace que se les pare el corazón. En total, Tailandia ha ejecutado a 326 personas, 319 por fusilamiento, el último el 11 de diciembre de 2002, y desde entonces siete más todos por inyección letal, el último el 18 de junio de 2018.