Qué hace que un beso sea bueno o malo

Tres factores pueden ser más o menos controlados. Uno no depende en absoluto de ti

Ojo con infravalorar los besos. La pornografía ha llevado la complejidad sexual a tal nivel, con relatos cada vez más enrevesados y prácticas a menudo alejadas de la realidad, que los besos nos parecen hoy muy poquita cosa. Sin embargo, y como indica en Psychology Today la experta en psicología clínica Cortney Warren, “cuanto más frecuentemente se besa la gente más positivamente experimentan el sexo con su pareja, lo que incluye un interés sexual más alto, mayor excitación y mayores orgasmos”. Además, y esto es lo más importante, las parejas que se besan con más frecuencia están más satisfechas con sus relaciones. Especialmente si los besos son buenos. ¿Pero qué determina eso?

Según la propia Warren, existen cuatro características principales que afectan a la calidad de un beso y que hacen que pueda ser maravilloso, mediocre o terrible. La primera de ellas es la sensación física del beso. Una lengua moviéndose frenéticamente como si estuviera lavando tu boca. Un salivar excesivo que te corta el rollo. Una monotonía en la velocidad, la intensidad y la posición de los labios que te lleva a pensar en todo el trabajo pendiente que tienes. Nada de eso suele molar mucho. Es muy placentero cuando encuentras a alguien que de verdad sabe cómo besar, que no resulta nada torpe y, por favor, que no le huele el aliento a demonios. Eso sí que puede estropearlo todo.

La segunda refiere a la conexión que tienes con la otra persona. Si te morreas con alguien a las 4 de la mañana en una discoteca por los jajas, y sin que te mole especialmente ni estés particularmente cachondx, es posible que el beso sea un sin más. Por el contrario, besar a alguien a quién amas con locura o que te pone como locx suele elevar muchísimo su calidad. Incluso puedes llegar a pasar por alto ciertos errores en la manera en la que besa. Después de todo, tanto la pasión como el amor ciegan. Y cuidado porque el contexto también importa: dónde ocurrió el beso, cómo llegásteis a él y qué circunstancias os rodeaban es la tercera característica que influye en su calidad.

Pero probablemente la más importante de todas ellas sea la cuarta y última: tu experiencia emocional. ¿El beso te hizo sentir emocionadx? ¿O quizás eufóricx? ¿O no te transmitió nada en absoluto? Según dice Warren, “los participantes de un estudio describieron los mejores besos como aquellos que evocaron pasión, amor o sorpresa”. Y esto es algo que no puedes elegir. Puedes escoger la manera en la que besas, el lugar y momento en el que lo haces y la persona con la que lo haces, pero no puedes escoger cómo te hace sentir. Esa es la magia de los besos, del cariño y de la sexualidad. Hay componentes que escapan a la planificación. Y es una buena noticia.