Los paladares sexuales son extremadamente variados. Y de ahí que haya quienes disfrutan mil con encuentros cariñosos llenos de amor, quienes necesitan que el sexo sea duro y quienes, como tú, quieren el pack completo: un salvajismo combinado con mucha emocionalidad. Un soltarse por completo pero conectando profundamente con la otra persona y con unx mismx. ¿Es posible? Claro que es posible. Y para ello no tienes más que seguir una serie de recomendaciones en la cama, cortesía de las especialistas del medio estadounidense Poosh.
1. Dos personas, una misma respiración
Para empezar, dicen, tenéis que incorporar la respiración consciente a vuestros polvos, lo que “calma profundamente la mente y suaviza el ego”, dos cuestiones claves a la hora de dejarse llevar tanto física como emocionalmente. Si además sois capaces de sincronizar vuestras respiraciones, conseguiréis moveros a un mismo ritmo y situaros en un mismo estado, lo que evidentemente facilitará que aparezcan las mismas sensaciones y favorecerá la conexión. Considerad la respiración como la llave a vuestros “yos” más puros y liberados.
2. La mirada: esencial para la conexión
Pero prestad atención también a la mirada. El sexo duro puede generar una desconexión emocional que, para personas como tú, que requieren sentirse cuidadas también, pueden provocar incomodidad. Sin embargo, dicen desde dicho medio, “mirarse a los ojos ayuda a construir una sintonía emocional y una fusión energética”. A fin de cuentas, es una manera indirecta de decirle a la otra persona que la tienes en cuenta y que estás ahí con ella, no perdido en tus propias movidas o necesidades. También las palabras. Solo tienes que elegirlas bien.
3. Sucio pero con atención plena
Hasta aquí bien, ¿no? Habéis añadido a la rudeza unos cuantos toques conmovedores como la respiración, la mirada o las palabras cariñosas. La mezcla va cuajando. Estáis desatados pero unidos. ¿Cómo llevarlo al siguiente nivel? Desde Poosh aconsejan desacelerar. Es cierto que el sexo duro suele estar asociado inconsciente a la velocidad. Al no parar. Pero es una imagen propia del porno. En realidad, podéis mantener ese toque sucio bajando el ritmo, “permitiéndoos así sacaros de vuestra narrativa mental” y dándoos tiempo a saborearlo todo.
Poner límites para rendirse del todo
En última instancia, una vez implementadas todas estas estrategias, la clave final reside en rendirse a la situación. “Deja que tu pequeño yo interior muera una pequeña muerte en los brazos de tu amante”. Por supuesto, para alcanzar este nivel deben haberse pactado una serie de “permitidos” y “prohibidos”. Solo así, sin miedo a una sorpresa desagradable, verdaderamente confiadxs, podréis rendiros a la otra persona, hacer y dejaros hacer despreocupadxs, entregaros sin condiciones. Solo así gozaréis de un sexo rudo colmado de calidez.