El ritual sueco de limpieza que tienes que hacer antes de morir

La llamada limpieza de la muerte es un proceso en el cual la persona se deshace de sus bienes materiales

“Lo único que sabemos con certeza es que algún día moriremos. Pero antes de que llegue ese día podemos intentar hacer casi cualquier cosa”. Así es como empieza el libro El arte sueco de ordenar antes de morir Reservoir Books, 2018 de Margareta Magnusson. Cuando se habla de la muerte —y sobre todo si es del fallecimiento de alguien cercano— pocas veces se pone sobre la mesa el largo periodo de aceptación que viene después. Una etapa donde las personas que se han quedado tendrán que enfrentarse a todos los objetos y prendas de esa persona que se ha marchado: su recuerdo palpitará constantemente a través de sus cosas materiales. Y nadie cuenta lo terriblemente duro que será tener que deshacerse de esos objetos que aún nos rememoran a quien ya no está entre nosotros. Existe un término sueco que explica un método para resolver este proceso: el döstädning, un ritual de limpieza antes de morir que todos deberíamos llevar a cabo en un momento de nuestra vida.

Ordenar para morir no es triste, es útil

Las personas tendemos a acumular elementos antes que tirarlos. La autora del libro, que explica cómo debe ser el recorrido de ordenar nuestro entorno, relata: “He tenido que ordenar tantas veces después de morir otra persona que ni por asomo obligaría a alguien a hacerlo después de mi muerte. Cuando alguien nos deja, las cosas pueden ser lo bastante caóticas de por sí”. El ritmo actual de vida es muy rápido. Muchas familias se ven con el compromiso de planificar sus rutinas hasta el último segundo para tener tiempo de hacer lo que consideren más importante, en esos contextos es muy complicado no solo seguir viviendo sino lidiar, a la vez, con el dolor que supondría que un familiar fallezca y estar en permanente contacto con sus cosas materiales, haciendo el trabajo de ordenarlo todo.

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Como explica Magnusson en su libro, “es necesario tener presente que despejar el hogar de trastos llevará algo de tiempo. La gente mayor parece pensar que el tiempo pasa volando pero en realidad somos nosotros los que nos volvemos más lentos. Cuanto más tiempo dediques a repasar tus pertenencias, más fácil te resultará escoger lo que quieres conservar y lo que no. Y cuanto más te apliques a ello, menos tiempo te llevará”. Para ir entrando en este ritual de ordenarlo todo, lo más conveniente es empezar por el sótano, desván o armarios del recibidor o pasillo en el caso de que existan dichos compartimentos en la casa. Estas zonas son ideales para empezar a librarse del exceso de cosas. De hecho quizás ni siquiera puedas recordar qué objetos guardas ahí, lo cual es genial porque eso demuestra que si tiras algo no lo vas a echar de menos.

Uno de los ejes que hay que tener en cuenta a la hora de empezar a ordenar es saber que no existe la posibilidad de quitar los objetos de un lugar y colocarlos en otro porque se trata de un trabajo en vano. Hay que separar a conciencia sabiendo qué objetos nos hacen sentir bien y cuáles usamos y cuáles podemos tirar o regalar. “No comiences por las fotos, tampoco por las cartas o los documentos personales. Puede resultar muy divertido y al mismo tiempo un poco triste revisar las fotografías y las cartas, pero una cosa es segura: si comienzas por ahí no cabe duda de que quedarás atrapado en los recuerdos y quizás no consigas pasar nunca a otra cosa. Las fotografías tienen un peso emocional tan grande que entorpecerán tu trabajo de ordenar antes de morir”, resalta la autora.

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Existen personas que viven bien y en calma en mitad del desorden. Para ellos el arte de ordenar antes de morir será más complicado y esto puede hacer que se torne en una tarea que recaiga sobre tus familiares o amigos, algo que, como ha explicado la autora, no es recomendable: “La desorganización tampoco es una buena manera de disponer del tiempo de tus seres queridos. No se pondrán muy contentos que digamos si tienen que hacer ese trabajo por ti. De manera que esfuérzate por tenerlo todo organizado a lo largo de tu vida; así ordenar tus cosas será más fácil para todos”. Se trata de dejarlo todo listo para cuando vayas a morirte. Una tarea que puede sonar dolorosa pero que es todo un acto de amor y de utilidad para los que te rodean.

Abrazar la muerte y prepararse para ella

En El arte sueco de ordenar antes de morir, el tema de la muerte es tratado con bastante tranquilidad y soltura. Se nombra como si —de hecho así lo es— fuera una parte más de la vida para la que hay que prepararse. El fin. La meta. Ese lugar y ese instante en el que todo acaba. Resulta lógica la razón por la cual este momento puede aterrarnos pero hay una clara realidad de base que ha destacado Magnusson y es que la muerte “es el único hecho inevitable que nos aguarda a todos en un futuro”. Puesta a tratar la muerte desde un ángulo más natural, la autora recomienda, además, que vayamos pensando qué queremos que nuestros seres queridos o allegados hagan con nuestros cuerpos.

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Las mismas instrucciones que se dejan para morir también deben aplicarse a los objetos. Hay personas que tienen lo que en Suecia se llama fulskåp, “un armario para las cosas feas; un armario lleno de regalos que no soportas tener a la vista y que es imposible regalar a otro”, casi siempre son obsequios que han hecho tíos o tías lejanos y que solo se sacan a la vista cuando vienen de visita a casa. Este tipo de objetos deben desaparecer, no hay que sentirse obligado a conservar cosas que no nos gustan. Es más, hay que deshacerse de ellas cuanto antes. Son objetos que no nos traen buenos recuerdos ya que no llevan una carga emocional alta y que no tienen ningún uso. Aprende a detectarlos, sácalos de tu vida y empezarás a sentir cuán liberador es vaciar el hogar y vivir con lo indispensable.

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Margaret Magnusson hace, en su libro, un recorrido por todos los puntos de la casa y por todos los objetos que es posible que habiten esos rincones. Sus palabras tan naturales y orgánicas muestran que puede ser mucho más sencillo de lo que creemos deshacernos de lo que no utilizamos y de lo que no supone ningún apego emocional. “Hay muchas opciones a la hora de abordar y preparar nuestra marcha de este mundo, y ninguna decisión es mala. Algunos quieren que esparzan sus cenizas en el mar, otros desean ser incinerados y enterrados en un ataúd. Decídelo todo tú mismo cuando seas capaz”, concluye la autora. No es fácil pensar sobre la muerte de una manera práctica. No es fácil que no nos invada una sensación de vértigo. Por ello, vive ahora que puedes. Vive ahora que lo sientes y cuando quieras y estés preparado, ordena tu vida para marcharte sin peso alguno.