Estar en una relación abusiva, vivir esa experiencia tan dolorosa y confusa, introduce paulatinamente a las personas en un trauma. Uno en el que parte de su personalidad habitual queda desfigurada, en el que la voluntad queda mermada y en el que la autoestima desaparece. Es por eso que resulta tan complicado abandonar una relación así: ya no eres tú, sino una versión profundamente afectada de ti. Lo que ocurre es que en muchos casos quien experimenta este drama no es siquiera consciente. O al menos no del todo. No con rotundidad. En cierto sentido piensa que permanece con esa pareja con amor. Pero hay claras señales de que tu vínculo de relación es el trauma por abuso:
En realidad no te gusta esa persona
Este hecho, escribe la psicóloga Stephanie Sarkis en una publicación para Psychology Today, es muy habitual en las relaciones desarrolladas alrededor del trauma: te sientes irresistiblemente atraídx por esa otra persona, pero en el fondo, si te paras a pensarlo bien, si analizas todo lo que representa, te das cuenta de que no te gusta tanto. Es un sentimiento extraño. Por un lado, tienes miedo de perderle, razón por la cual no alzas la voz ante sus injusticias y aguantas lo inaguantable. Por otro lado, piensas en cómo sería la relación a largo plazo, en qué haríais y sobre qué hablaríais el resto de vuestra vida, y no ves muy poca compatibilidad. Eso no es amor. Estás enganchadx por el trauma.
Vives sumergidx en la culpa
Una estrategia muy frecuente de las personas manipuladoras y abusivas consiste en hacer sentir culpables a sus víctimas. ¿Sacas fuerzas para decirle que no está cubriendo tus necesidades y que necesitas más de él o de ella? Te hace sentir culpable llamándote egoísta. ¿Estableces las barreras oportunas para protegerte de sus abusos? Te hace sentir culpable diciéndote que le estás alejando de ti. ¿Actúas con espontaneidad y siendo tú mismx? Te hace sentir culpable criticándote. En una relación sana no deberías sentirte culpable. No como norma. No todo el día y a todas horas. No deberías andar hipervigilante de tus propios actos por miedo a fallarle. No deberías andar sobre cristales.
Estás dispuestx a aguantarlo todo
Por último y según Sarkis, está el hecho de que, a pesar de sus malas conductas, a pesar de que pienses que podría llevarlas a un peor nivel, de que podría hacerte más y más daño, no estás seguro de que pudieras dejarla. “Antes de esta relación, es posible que hayas tenido dificultad para comprender por qué las víctimas de abuso no abandonan a sus parejas. Ahora lo entiendes”. Lo sientes. Porque ese miedo no es normal. Todas las personas se enamoran. Y todas las personas tienen miedo a la ruptura. Pero ese pavor tan profundo, ese terror que te conduce a una posición pasiva, a no ser capaz de imaginar una salida, es un síntoma claro de que tu vínculo es el trauma. Busca ayuda profesional.