Este es el secreto (o el problema) de las parejas que nunca discuten

Las relaciones de pareja son un espacio de crecimiento personal pero no siempre sin conflicto

El abominable hombre de las nieves, el big foot, el monstruo del Lago Ness y las parejas que ‘jamás de los jamases’ tienen una pelea. Los tres primeros son, muy probablemente, mera mitología popular, pero el amor romántico sin discusiones existe de verdad ahí afuera, aunque sea difícil de localizar. Parejas que conviven sin el desgaste de las tradicionales luchas de ego. Y, si bien nadie conoce exactamente la fórmula que se esconde tras este singular fenómeno, el psicólogo clínico Joshua Klapow explica en Elite Daily qué dos significados podría tener.

“Hay algunas parejas que rara vez discuten porque comunican sus deseos, necesidades, preferencias y opiniones de una manera que es aceptada y procesada por la otra. Las parejas que se comunican de manera honesta, auténtica y con un énfasis en compartir información y aprender unos de otros frente a 'ganar' o 'perder' tenderán a discutir menos”, dice Klapow. Y eso no significa que estén absolutamente de acuerdo en todo. No son las arquetípicas medias naranjas vendidas por Disney. Tienen sus desacuerdos, pero los “resuelven genuinamente, o al menos se escuchan y lo trabajan”, añade el experto.

Esa es la explicación saludable. No obstante, algunas de las parejas que no discuten nunca tienen esta dinámica porque alguno de ellos o ambos están obstinados en evitar cualquier conflicto, incluso aunque no resolver determinados asuntos afecte a sus emociones. En esos casos, dice Kaplow, “las emociones asociadas con los desacuerdos todavía están presentes”. Una “falta de resolución de problemas” que “puede llevar a una mala comunicación en la relación y percepciones erróneas sobre la calidad de la misma”, según apunta el especialista. 

Distinguir entre ambas opciones no siempre resulta tan sencillo como parece. Por ello, el psicólogo recomienda la vieja e infalible técnica de autopreguntarse: ¿Hay temas, problemas o situaciones sobre las que sienta fuertemente que no estamos en la misma página o no estamos tratando? ¿Estoy evitando los desacuerdos porque no quiero pelear? ¿Tengo miedo de lo que mi pareja podría decir o hacer? ¿Tengo miedo de que arruinará la relación? ¿No estoy discutiendo porque simplemente no me importa ya intentar comunicarme? Si hay muchos ‘sí’, quizá es hora de tener una buena charla.