Qué pasa si la persona que te gusta no está disponible emocionalmente

Si intentamos tener una relación con una persona así puede que caigamos en el falso mito de “podré cambiarla”, lo cual es peor

Un día proyecta planes de futuro contigo y al rato te dice que no cree en las relaciones. Hay semanas en las que siempre está escribiéndote por WhatsApp, compartiendo su día a día contigo, y otras semanas en las que desaparece, que se excusa diciendo que no le gusta chatear. Estar con una persona que no está disponible emocionalmente es esto, vivir atrapada en una especie de relación que va hacia delante y hacia atrás. Pero que nunca avanza lo suficiente.

Ante un comportamiento tan errático como este, es fácil poder pensar que nos encontremos ante un narcisita de manual o bien alguien que quiere hacernos gaslighting. Pero lo más probable es que sea alguien que en ese momento no esté disponible emocionalmente. El problema es que esa persona seguramente tampoco sea consciente al 100% de que está así.

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Las personas que no están disponibles emocionalmente normalmente actúan de manera errática y contradictoria. Cuando parece que empiezan a acercarse a ti, levantan un nuevo muro, buscando espacio. Para ellos ese espacio y esa distancia es garantía de seguridad porque no son capaces de confiar en las otras personas. Ahora bien, esa desconfianza nace de sus propias inseguridades, las cuales proyectan sobre los otros.

Una baja autoestima se traduce en un mayor sentimiento de vulnerabilidad, por lo que se quiere evitar a toda costa crear intimidad con otra persona para evitar sentirse expuesto. Porque si se expone, siente que posiblemente le hagan daño y no sepa como recuperarse. Cuando una persona está bien consigo misma, no tiene problemas en construir lazos afectivos y crear intimidad, es decir, no tiene miedo a acabar mostrando sus vulnerabilidades. Sabe que si se expone y sufre daño, tiene herramientas para gestionar la situación y seguir hacia adelante.

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Si estás intentando tener una relación con una persona que no está disponible emocionalmente, puede que caigas en el clásico “puedo cambiarla, puedo hacer que recupere la confianza en las personas”. Esa persona no es un gatito asustado que puedes recoger de la calle y ganarte su confianza a base de Whiskas. Porque para empezar, ese trabajo no depende de ti, sino de la otra persona. Si intentas “cambiarla” lo único que conseguirás es acabar dañada por el camino.

Ante una persona que esté en esta situación es mejor poner distancia y darle tiempo. Eso no quiere decir que sea imposible tener una relación con ella, pero ahora no es el momento. Quién sabe, puede que esa persona sea capaz de trabajar sus problemas y que acabe estando preparada para tener una relación.