Los principios de las relaciones brillan por la falta de conflictos y problemas. Cuando la intimidad avanza se van perdiendo ciertas costumbres y nos vamos sumiendo en una espiral contagiada de rutina y, cómo no, por momentos más complicados. Es aquí cuando pueden surgir una serie de problemas que incluyen el estrés. El estrés no solo viene generado por el trabajo y por la presión, este tipo de agobio por desgracia sabemos manejarlo mejor. Así que, ¿qué ocurre cuando es la pareja la que nos genera esta presión o este contagio de emociones negativas? El escenario idílico está en quienes aún no saben lo que es la convivencia. El espacio compartido en conjunto puede hacer que nuestras partes más sombrías salgan a la luz y aparezca este llamado estrés causado por la pareja.
“Convivir es entender que las personas somos complejas y que siempre existirán factores internos y externos que pongan a prueba este vínculo”, explican desde La Mente es Maravillosa. Cuando el estrés llega por factores externos nos encontramos en una situación en la que no podemos dar lo mejor de nosotrxs mismxs hacia la relación. “Las preocupaciones, la angustia psicológica, las presiones o la incertidumbre pueden hacernos difíciles de soportar”, detallan desde la misma web. Ante esto, ¿qué podemos hacer?
Hay una serie de características que aparecen en las relaciones cuando es el estrés lo que está invadiéndolo todo. Una de ellas es la frialdad emocional. La persona se encuentra en una situación que le impide expresar sus sentimientos como siempre lo ha hecho. Esto puede llevar a que la pareja se sienta “abandonada” o que hay algo que ha cambiado, lo cual da lugar a la sospecha y, sobre todo, al miedo. Cuando aparece esta frialdad van desapareciendo las actividades placenteras y las emociones positivas brillan por su ausencia. Dentro del cerebro, incluso, se desarrollan una serie de reacciones como: agotamiento de los recursos cognitivos, no hay claridad en los pensamientos, mayor irritabilidad y susceptibilidad, falta de empatía y, cómo no, falta de comunicación.
Como se puede ver cada una de las reacciones auguran un futuro más bien nefasto y negativo. Si dejamos que las cosas ocurran tal cual vienen perdemos el control y la relación irá desgastándose. “En este escenario resulta muy complicado cuidar el afecto, ser receptivos, cariñosos o estar disponibles emocionalmente el uno para el otro”, comentan desde la misma web. Lo primero que debemos hacer cuando nuestra pareja nos estresa es intentar entender de dónde viene ese estrés o ese malestar. No es buena idea atosigar a la persona con preguntas ya que esto, a veces, no lleva a buen puerto. Si conseguimos que la comunicación fluya y la otra persona se abra podemos hablar desde la empatía o explicando una situación similar que hayamos vivido en nuestra propia piel.
En muchas ocasiones se trata de adaptarse y de no sentir miedo. Que tu pareja esté pasando por una situación complicada no significa que haya dejado de quererte, simplemente hay tantas cosas que están pasando por su mente y que está viviendo que no puede expresar sus emociones hasta que esos obstáculos estén medianamente solucionados. La clave de todo está en la comprensión, en el apoyo y en el trazado de estrategias en conjunto que os lleven a dar con la disolución de los conflictos. Siempre llevará tiempo con lo cual es necesario que también haya paciencia.