Te has enamorado. Es así. No parece que exista nada que pueda hacerte cambiar de opinión y estás completamente agredecidx por tener la suerte de vivir un amor sano lejos de todas las toxicidades que reinaban en tus relaciones pasadas. Además este cariño y este vínculo te es correspondido, así que hacéis oficial este lazo y empezáis una relación. A medida que pasa el tiempo vais abriendo el contacto: conoces a sus amigxs, él o ella conoce a lxs tuyxs, hacéis planes en pareja… De esta manera llega el momento de presentaros a las respectivas familias. No es un paso obligatorio pero cuando estás enamoradx y todo parece ir bien, te gusta compartir esta alegría con tus familiares. Imagina ahora que esto no sale del todo bien y tu pareja y tus padres no se aguantan un pelo, ¿qué hacer entonces?
Cuando ambas partes se llevan bien es un gusto pero cuando comienzan los enfrentamientos o la indiferencia la situación se torna incómoda y dolorosa, sobre todo para la persona que funciona como lazo entre ambas partes: tú. Antes de que estas diferencias crezcan y te veas ante la tesitura de elegir entre tu pareja o tu familia cosa que no debe ocurrir, la familia siempre estará ahí, quizás solo consista en que no se junten con constancia y listo existen algunas fórmulas para lidiar con esta situación.
Cuidado con las expectativas
“Acepta el hecho de que la vida no es perfecta y tampoco lo son las personas que componen tu mundo. Sé que esto suena obvio pero lo creas o no, algunas personas esperan que todo encaje perfectamente y funciones sin problemas”, así lo explican desde Psychology Today. A veces nuestras expectativas son tan altas y sería tan ideal que se llevaran genial que caemos en la creencia de que será de esta manera. Aunque los motivos tendrían que ser muy claros para que estas partes se lleven mal, a veces las razones son más inconscientes: pueden ser celos, puede que la familia tuviera una idea preconcebida errónea… La cuestión y lo ideal es no ir pensando que todo irá bien. Ah, y recuerda: no hay prisa en que se conozcan.
Modo activo
Durante todas las ocasiones que puedas y sobre todo cuando sepas que la cosa con tu pareja va en serio habla abierta y francamente sobre el uno al otro para que haya un grado de familiaridad cuando se conozcan en persona. Puedes comentarle a tu familia la forma de pensar de tu pareja y viceversa para que no haya sorpresas. Algo que también puede servir es que, aunque tengas una relación muy cercana con tu familia, no hace falta contar los detalles de vuestras peleas ya que quizás esto haga que no acaben de llevarse bien del todo. Nadie quiere que su hijo o hija lo pase mal en una relación.
Límites
Como mínimo debe existir respeto y educación por cada una de las partes. Esto parece obvio que sucederá de manera natural pero no siempre es así. Aunque no tomen dicha iniciativa pueden hacer un esfuerzo para aliviar la preocupación y la incomodidad que eso te genera a ti. Si ves que no existen estas barreras, debes pedirlas y hacer que las otras personas puedan comprenderte. “Los límites pueden incluir limitar las discusiones provocativas para que cada vez que se reúnan no se convierta en una oportunidad más para expresar enojo y hostilidad”, explican desde la misma web.
Tiempo por separado
Si estáis viviendo en la misma ciudad, intenta pasar tiempo con tu pareja por un lado y con tu familia por otro. No todos los planes deben hacerse en conjunto. Es normal que tengas más planes con tu pareja, por ello lo ideal será generar estos momentos también con tu familia para que no se pierda el lazo que siempre habéis tenido. A veces es complicado complacer a todas las partes y, es más, no debes hacerlo. No olvides tener tiempo también para ti.