No es ninguna exclusiva informativa que la sexualidad femenina importó muy pero que muy poquito durante la mayor parte de la historia y en la inmensa mayoría de culturas. De ahí que cargáramos con tantos mitos alrededor de ella. Entre ellos, que existían dos puntos bien diferenciados de placer: uno en el exterior de la vagina, en el clítoris, y otro en el interior de la misma. Como dicen desde Healthline, "el punto G es parte del área clitoral, la cual es mucho más grande de lo que nos han hecho creer". El Healthline interior también es clitoriano. Pero por estadística es probable que te cueste bastante más alcanzarlo que por medio del clítoris exterior.
Cómo estimular el punto G
Y es una pena. Según explican en el medio especializado Poosh, "si bien los orgasmos externos son asombrosos, los orgasmos del punto G son un tipo diferente de orgasmo increíble, y la mayoría de nosotras somos capaces de tenerlos". Además, añaden, "la estimulación del punto G no solo puede provocar orgasmos internos sino también orgasmos múltiples, solos o junto con la estimulación del clítoris". Suena demasiado divertido como para conformarse sin más con una vida de orgasmos externos. Y, por supuesto, hay cositas que puedes hacer para ponerle las cosas más fáciles a tu punto G. Comenzando con la selección de las posturas.
Porque según los especialistas de este mismo medio, "para la mayoría de las mujeres es de lejos mucho más fácil tener un orgasmo con el coito si están encima" puesto que "permite que sus caderas y vías nerviosa estén más abiertas, colaborando para la aparición del clímax". No obstante la potenciación del orgasmo aquí se ve condicionada por dos factores. Por un lado, el nivel de morbo que te proporcione esta postura. Existen mujeres a las que no les mola nada y otras a las que les encanta. Por otro lado, el nivel físico ya que suele ser una postura bastante exigente para quien se encuentra arriba. Por suerte, tienes otras soluciones.
Orgasmos internos y mucho más
Una de ellas consiste en aplicar dos dinámicas de movimientos concretos: la inclinación pélvica de adelante hacia atrás y la realización de círculos con la cadera. El primero "estimula la parte frontal de la pared vaginal y la estructura interna del clítoris, lo que puede ayudarte a alcanzar esos orgasmos internos que has estado deseando tener". El segundo, "además de ayudarte a llegar al clímax, enloquecerá a tu pareja: no solo se sentirá increíble sino que te verás sexy y poderosa". ¿Lo mejor de todo? Al parecer puedes seguir con los dos movimientos después del orgasmo hasta alcanzar otro y luego otro y otro. No tiene mala pinta.
¿Pero y si nada de esto funciona? Entonces es el momento de entrenar el suelo pélvico, dicen desde Poosh. A fin de cuentas, esta parte de tu musculatura juega un papel decisivo en el placer que sientes durante el sexo y, lógicamente, en las probabilidades de llegar al orgasmo. Aquí tienes cinco ejercicios de Kegel con los que podrás fortalecerlo poco a poco. Roma no se hizo en un día. Si tampoco funciona, y te sientes frustrada, está bien acudir a unx sexólogx para recorrer el camino con ayuda profesional. No es nada malo. El sexo, como el resto de cosas en esta vida, se aprende. Una lección que te han mantenido oculta siempre.