Por qué tus amigos de la infancia siguen siendo importantes

Con los años, es común que se produzca un distanciamiento con los amigos de la infancia

Tener un mismo grupo de amigxs toda la vida es algo cada vez más raro. Ahora lo habitual es tener al menos dos grupos, uno que lo componen los amigos de la infancia y otro que son los amigos que hacemos cuando nos vamos a estudiar a la universidad o a vivir en otra ciudad. Lo normal es que este último grupo sea el que acabe cogiendo más peso en tu vida porque los ves más a menudo. En cambio, los amigxs de la infancia puede que pierdan peso.

Es normal que con los amigxs de la infancia se produzca una especie de distanciamiento. Se trata de una amistad que se crea cuando lo primordial es tener amigxs para jugar y poco tienen que ver los valores o las metas personales. Los amigxs de la infancia se crean más por proximidad y contexto, que por intereses afines. Obviamente, tiene que haber un mínimo de intereses en común para que podáis congeniar, pero lo que más une en este tipo de amistades es que se pasa por unos mismos momentos vitales que suelen ser clave: el cole, el instituto, las primeras veces...

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Por todo ello, es bastante común que una vez somos adultos, la relación se vuelva algo más fría. No solo porque ya no compartimos espacios con esas personas, sino también porque hemos evolucionado de distintas formas. Sin que lo vieras venir, puede que unx de tus mejores amigxs de la infancia sea de una ideología totalmente contraria a la tuya, o que le interese cero el mundo en el que trabajas y te apasiona. Pero aun así se trata de una amistad que no se rompe, cosa que sí pasaría con un amigx más reciente.

Esto se debe a que las amistades de la infancia son una especie de segunda familia. Están tan presentes durante muchos años y durante algunas de las etapas que nos forman como personas que se acaba construyendo una relación muy sólida. Es cierto que las amistades de la infancia no son idílicas y también hay problemas, pero lo cierto es que tienen un carácter diferente a las que ya se crean de adultos. Son esas amistades que nos han visto crecer, convertirnos en una persona diferente a la que éramos de niñxs y aun así siguen ahí.

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A veces, por la falta de puntos en común, puede ser tentadora la idea de dejar morir estas relaciones de la infancia. Pero es un error. Las amistades de la infancia nos permiten también recuperar cachitos de nosotrxs mismxs que ya creíamos olvidados y también nos ayudan a sentirnos enraizadxs a un sitio. Tienen un elemento de vinculación e identidad similar al de la familia. Es por ello que es importante seguir manteniendo el vínculo las personas que te vieron crecer.