No. No lo sueñas de pequeña. En tus ensoñaciones prepúberes sobre el día de tu boda de esas que a todas las niñas de la era Disney nos inyectaron en la cabeza en ningún momento te imaginabas que tu pareja pudiera ser más joven que tú. De tu edad o, si acaso, un poco mayor, como manda la tradición. Pero jamás habrías creído que acabarías de la mano de un chavalín que, mientras tú le ponías a la Barbie el vestido de novia, él se hurgaba la nariz con ahínco y se comía su tesoro con devoción sentado en su carrito.
Pues eso, que no es algo que se busque, es algo que pasa, algo con lo que te tropiezas, en lo que te caes, con lo que te pringas y no te das cuenta hasta que no estás metida hasta las rodillas. Y, una vez en ese punto, miras a tu alrededor, reflexionas, cavilas, y decides que vas a ser una mujer moderna, que estas cosas no importan y te lanzas a la piscina. Pero claro, una vez en el agua empiezan a asomar ciertos dilemas:
La madurez
Por mucho que sea o vaya de ser más maduro de lo que le toca para su edad, siempre habrá momentos en los que se le escape la adolescencia por alguna parte. Tal vez cuando se divierta pinchándote para hacerte rabiar o cuando le dé por hacer un ‘ahora me enfado y no respiro’. O puede que simplemente tenga muchas certezas en la relación: “yo nunca seré infiel, yo nunca perdonaré una infidelidad, yo nunca aguantaré con alguien a quien no quiera, yo estaré con una persona toda la vida”, y este tipo de cosas que te hacen mirarle con ternura pensando: “ya me contarás dentro de unos años si sigues viéndolo todo tan blanco o negro”.También puede que todas estas cosas pasen a cualquier edad, pero como tiene menos que tú, lo atribuyes a la diferencia de años e intentas no ser condescendiente porque lo último que quieres es meterte en el rol de mamá.
Sus amigos
No sabes quién tiene más pánico a ese encuentro si tú o él. Porque, que él sea maduro para su edad no significa que sus amigos también, ni que lo sea constantemente. Es probable que cuando se junten para ver el fútbol o para salir de fiesta aquello se convierta en una bacanal de hormonas masculinas postadolescentes de las que tu lover no sobresalga en absoluto. Así que él se hará el loco y tú te escaquearás hasta que no tengas más remedio que conocerlos el día de la boda. Los reconocerás porque son la mesa ruidosa que se lanza comida de una punta a otra e intentan ligarse a todas tus damas de honor.
Los niños
Si tienes la suerte de que sea futbolista, no habrá problema con este tema. Mira a Shakira y Piqué 10 años de diferencia o a Sergio Ramos y Pilar Rubio 9 años, tan felices ellos teniendo críos a los veintipocos y ellas en la treintena. Pero si no es el caso, puede que sea un tema bastante doloroso.Esto asumiendo que ambos queréis tener, y te aseguro que no es una conversación que quieras retrasar, por muy desesperada que te haga parecer. Una cosa es saber que tendrás que esperar y te verás abocada al tratamiento de fertilidad y otra diferente es que no entre en sus planes, ante lo que, probablemente, él tampoco entrará en los tuyos.
Los padres
Ten en cuenta que, por mucho que digan “ah, no pasa nada, la diferencia de edad no importa”, sus padres siempre van a verte como la lagarta que va a hacerle un bombo a su hijo y a destrozar su carrera profesional. Así que ándate con cuidado, no se te ocurra sonreirle a ningún bebé delante de ellos y afila todas tus dotes de nuera ideal porque vas a necesitar un extra de esfuerzo para conquistarles.
Por lo que respecta a los tuyos, serán más fáciles de convencer, porque a estas alturas ya se habían hecho a la idea de que no iban a tener nietos o como mucho alguna inseminación artificial o una adopción internacional. Así que, después del shock inicial y los chistes de turno le acogerán como a uno más y te dirán que lo cuides, que otro no te va a aguantar.
Todo esto no son más que pequeños obstáculos que tendrás que ir superando al principio, hasta que tu cerebro se adapte y su edad solo sea una cualidad más, como el color de sus ojos o el tamaño de su sonrisa. Los años que os separan se irán difuminando a medida que veas que os entendéis de maravilla, que miráis en la misma dirección y que, a su lado, a los días les faltan horas y tus ojos brillan más que nunca.