La generación Z ha crecido en una sociedad más consciente de las toxicidades que pueden darse en las relaciones y, en cierto sentido, suele hacer las cosas un poquito mejor que las generaciones anteriores. O al menos una parte de quienes la integran. Porque, como explican desde la revista digital Trendencias, también hay jóvenes manipuladorxs que practican técnicas de ligue como el empuja y tira o el love bombing. Y, lo más curioso de todo, al parecer, es que estas movidas chungas ya las practicaban en el Imperio Romano. En concreto, añaden desde dicho medio, quienes leían al poeta Ovidio, cuyos truquitos oscuros para ligar dejó inmortalizados en un manual llamado Ars Amatoria.
En él, Ovidio animaba a los jóvenes romanos, cual gurú del ligue de los que aparecen en los anuncios de Youtube, a comerle la oreja a la chica en cuestión para ilusionarla. En sus propias palabras, “prodiga sin vacilación tus alabanzas a la belleza de su rostro, a la profusión de sus cabellos, a sus finos dedos y su pie diminuto. No seas tímido en prometer: las jóvenes claudican por las promesas, y por a los dioses que quieras como testigos de tu sinceridad. Si sois listos, engañad impunemente a las jóvenes”. Nada más que añadir, señoría. El Ovidio este era un tóxico de los buenos y muchas de sus estrategias le han sobrevivido desgraciadamente. Aunque él no se contentó con esto.
Un ghosting de manual hasta en el Imperio Romano
Una vez que el love bombing surtía efecto y la chica en cuestión estaba receptiva, “cuando esa persona ya solo piensa en ti”, escribió Ovidio, lo recomendable para él era “desaparecer y tardar días en volver a dar señales de vida”. Sí, ese truquito tan nauseabundo e inmaduro que pensábamos que habíamos superado ya pero que muchas jóvenes siguen padeciendo aún hoy, en parte debido a los consejos de personajes como Álvaro Reyes. Tal como apuntan desde Trendencias, “los recomendaría Ovidio y los practicará ahora la generación Z, pero nos pongamos como nos pongamos, no son más que manipulación y toxicidad. Y espera porque ahora viene lo mejor (lo peor).
¿Qué pasa si te acercas a alguien para mostrarle tu interés y te rechaza amablemente? Lo lógico sería entenderlo, respetarlo e irte por donde has venido, ¿verdad? Pues Ovidio tenía otra idea en mente: “No te deprimas, persevera y nunca pierdas la esperanza. Que se acostumbre a tratarte. Que te vea y escuche a todas horas, y que noche y día estés presente en su imaginación”. Vamos, que el gracioso de Ovidio te anima a convertirte en un acosador con todas las letras. Y, nuevamente, y por desgracia, de estos también sigue habiéndolos. La pregunta es: ¿cómo es posible que no hayamos conseguido desterrar estas técnicas de mierda en más de 2.000 años de historia?