El concepto de virginidad resulta bastante confuso en sí mismo. Al fin y al cabo, la sexualidad es un cajón en el que caben muchas más actividades que el tradicional mete y saca, por lo que cada persona puede sentir la pérdida de virginidad en unas condiciones diferentes. En cualquier caso, y aunque ciertamente es una experiencia muy sobredimensionada en la cultura audiovisual, la verdad es que una mala primera vez puede condicionar la vida sexual de una persona para siempre. Y ahora, gracias a una revisión realizada por científicos europeos y estadounidenses, sabemos cuáles son los factores que conducen a ella.
Lo que desees
El primero de ellos, según indica el periodista en asuntos sexuales Michael Castleman en una publicación para Psychology Today, es bastante obvio: el consentimiento. Y no se refiere únicamente al consentimiento general acerca de querer tener algún tipo de sexo, no. Se refiere al consentimiento específico de cada actividad, cada postura y cada actitud. Porque, en unos momentos tan confusos, con tantos sentimientos mezclados, incluida cierta vergüenza e incluso cierto remordimiento en ocasiones, es imprescindible no experimentar nada que no se desee experimentar. Esas cosas pueden marcar demasiado.
El segundo factor es la edad. Aunque no exista una correlación milimétrica entre la edad y la madurez mental, el desarrollo psicológico suele ser más avanzado en jóvenes de 18 años que en jóvenes de 14 años. Y cuanta menos edad, revela esta investigación, más probable es que experimentes vergüenza y culpa. En concreto, apunta Castleman, la línea de demarcación se encuentra aproximadamente en los 16 años. Así, "las primeras veces antes de los 16 suelen implicar menos placer y más arrepentimiento". Esto no significa que haya una edad buena y una edad mala para tener sexo por primera vez. Es solo estadística.
Calma, tranquilidad
El tercer factor es el sexo. Por un lado, por una mera cuestión de placer: la penosa educación sexual que recibimos conduce a un desconocimiento absoluto acerca del clítoris y el disfrute femenino, lo que hace que "la mayoría de los hombres jóvenes lleguen al clímax antes de que sus parejas se hayan calentado". Por otro lado, por una cuestión de prejuicios sociales. Mientras que la experiencia está cargada de heroísmo y conquista social para los hombres, está marcada por sensaciones de malestar y arrepentimiento para las mujeres. Incluso hoy, la sexualidad femenina está menos legitimada. Una completa idiotez.
Pero además de estos tres grandes factores, existen otros que pueden convertir la pérdida de la virginidad en un recuerdo amable o desastroso. Entre ellos, el tipo de relación, ya que "en el contexto de las relaciones generalmente implica un mayor placer" que en los rollos de una vez. Quizás por la confianza y la comunicación. También el estado cognitivo. Al parecer, estar borrachx o drogadx empeora la experiencia notablemente. Como lo hace tener unos padres sexualmente negativos. En cualquier caso, y si crees que te marcó demasiado, siempre puedes acudir a terapia para desenterrar la experiencia y sanar de una vez.