La razón por la que pasamos tan rápido de la ira a la ansiedad sin darnos cuenta

Ambas emociones se conectan en muchos puntos y presentan características similares

Olvídate de las dicotomías cerradas. De aquello de que estás contentx o estás preocupadx. De que estás triste o estás ilusionadx. De que estás ansiosx o estás enfadadx. Porque tu mente no funciona así. En realidad, las emociones no son sensaciones desconectadas las unas de las otras, sino experiencias que se vinculan a través de muchísimos aspectos de tu personalidad. Y esto ocurre muy especialmente en algunos tipos de emociones concretas. Es lo que pasa precisamente con la ansiedad y la ira, según el prestigioso psicólogo personalidad.

En concreto, dice, ambas emociones se conectan de cinco maneras diferentes. Para empezar, las dos provocan ceguera emocional: impiden que puedas percibir otras emociones subyacentes importantes como la pena. Y si no es algo puntual, si básicamente te pasas los días del año enfadadx con el mundo o ansiosx perdidx, mantendrás un perfil emocional plano. Esto se traduce no solo en una experiencia emocional limitada, sino también en que "el resto de personas te vea como unidimensional, lo que dificulta la intimidad emocional".

Cuidado con los bucles

Además, ambas emociones presentan infinidad de puentes a través de los cuales puedes saltar de una a otra. Piénsalo. ¿Cuántas veces, en periodos de ansiedad, te has enfadado más de la cuenta por gilipolleces? ¿Y cuántas veces, en momentos de ira, has perdido la tranquilidad y te has sumergido en la inquietud? Es muy sencillo pasar de un espacio a otro. Como también lo es, apunta Taibbi, que cualquiera de los dos genere visión de túnel: un estado mental en el que solo puedes pensar en lo mismo una y otra vez. Una pesadilla.

No intentes controlarlo todo

Por otro lado, la ansiedad y la ira también tienen en común un mecanismo de respuesta: el control. Del espacio, de los objetos, de las tareas e incluso de las personas. "Cuando los demás no se acomodan a dicho control, las personas rabiosas se ponen nerviosas y más rabiosas, mientras que las personas ansiosas se vuelven más ansiosas, más abrumadas y presionan más". La conclusión es la misma y es que pueden resultar agotadoras para quienes se encuentran alrededor. Nadie quiere verse controlado. Es una sensación feísima. 

Y por último, siempre según Taibbi, "es común que las personas ansiosas y rabiosas internalicen sus emociones y retengan sus pensamientos y sentimientos, particularmente los que les molestan". Esto da lugar en ocasiones a la clásica olla presión en la que finalmente todo salta por los aires. Otras veces a la autoculpabilización. A menudo ambas, pasando de la ansiedad a la rabia y de la rabia a la ansiedad según el momento del día, especialmente cuando la visión de túnel está muy activa. Pero recuerda: existe la terapia. No estás solx en esto.