Estos son los conflictos más comunes de las parejas que trabajan desde casa

La gestión del tiempo juntos y el reparto de las tareas domésticas son los dos principales monstruos en el armario

En principio suena genial: tú y tu pareja, que tan a gustito estáis juntos, trabajando desde vuestra casa todos los días. Sin tener que pasar almuerzos solitarios. Sin sentiros desconectados prácticamente todo el día por no poder comunicaros más. Sin problemas de compatibilidad horaria. Parece una de esas situaciones que hacen la vida más fácil. Solo que no es así. No al menos según las conclusiones de un estudio llevado a cabo por investigadorxs tanto de Estados Unidos como de China y publicado en la revista especializada Personnel Psychology: las parejas que teletrabajan en un mismo hogar se encuentran menos satisfechas con la relación que en otros escenarios diferentes.

¿La causa? Parece ser doble. Por un lado, está la cuestión de la gestión del tiempo. A menos que haya una comunicación honesta y clara, lxs miembrxs de una pareja pueden tener expectativas muy diferentes acerca del contacto que deben tener durante el horario laboral. Si unx de los dos desea más conexión, más presencia, más mezcla, pero otrx prefiere más intimidad, más concentración y más división, son habituales las tensiones. La solución requiere hablarlo en profundidad. Por otro lado, está la cuestión del reparto de las tareas del hogar y el cuidado del entorno durante todas esas horas de mutua ocupación. Nuevamente, las expectativas resultan claves.

El reparto de tareas: más que necesario

Como apuntan desde Science Alert, medio que se hace eco de la investigación, “tanto hombres como mujeres se sienten culpables por su trabajo y experimentan una mayor sensación de conflicto entre la vida laboral y la vida doméstica porque realizan más tareas relacionadas con el hogar mientras trabajaban desde casa”. En el curro no tienes que lavar los platos al momento. Ni barrer el suelo después de comer. Ni atender a lxs repartidorxs. Estás exentx inevitablemente. Pero una vez en casa, es necesario mantenerla en buen estado para la otra persona. Genera una carga adicional que se traduce en un estrés extra. Y en esas condiciones puedes terminar culpando a la otra persona.

Aunque en ocasiones la culpa SÍ es de la otra persona. Principalmente de los hombres, según los resultados de este mismo estudio, que dicen que “cuando las parejas de doble ingreso trabajan juntas en casa, los hombres generalmente completan menos tareas domésticas”. Y es cierto que la muestra de participantes de la investigación se limita a personas de Corea del Sur y de China, pero también que, en mayor o menor medida, los estereotipos de género relativos al cuidado del hogar siguen muy presentes. Ante esto, lxs autorxs aconsejan un cambio de actitud. Y, si puede ser, una mayor flexibilidad de tareas por parte de las empresas. Quizá así no acabéis trasquiladxs.