El motivo por el que jamás olvidarás aquel primer amor

No hay nada especialmente romántico tras este fenómeno: es pura fisiología

Lo guardas en tu memoria con todo lujo de detalles. Los primeros besos. Aquel nerviosismo afincado entre la ilusión incontrolable y el miedo al fracaso y al abandono. La desesperación por volverle a ver. La ida de olla que tuviste. Porque no, no tenías nada bajo control. Todo era como un maremoto sin sentido. Han pasado muchas bocas desde entonces. Muchos rollos. Muchas parejas. Muchos amores. Pero el primero sigue siendo inolvidable. De una manera más evidente o más velada, te dejó marcadx para siempre. Y la famosa antropóloga Helen Fisher, experta en el estudio del amor, cree haber encontrado la causa tras una investigación científica. Es menos romántico de lo que imaginas.

En concreto, Fisher apunta a una especie de síndrome de abstinencia irreparable. Según esta teoría, del mismo modo que las siguientes veces que consumes una droga no se desencadena la misma cantidad de neurotransmisores placenteros ni tienes las mismas sensaciones positivas que la primera vez, las siguientes veces que experimentas el enamoramiento no se desencadena la misma cantidad de neurotransmisores ni hormonas que te hacen estar en una nube que la primera vez. Así, te pasarías toda la vida buscando sin éxito un chute a la altura de aquel, lo que te llevaría a cierta decepción interna y al acto de volver mentalmente una y otra vez a él para deleitarte con su intensidad.

Porque en última instancia el enamoramiento no es algo divino. Es consecuencia de una serie de procesos fisiológicos. Como apuntan desde El Confidencial, medio que recoge las conclusiones de Fisher, “a pesar de lo abstracto que resulta pensar en el enamoramiento, al final todo se reduce a una cascada de hormonas que rompe en nuestro organismo y que provoca todas esas sensaciones”. Bajo este enfoque, tu organismo estaría viviendo en una especie de estado adictivo. Echa de menos la potencia de aquella tromba de serotonina, de dopamina y de muchos otros neurotransmisores que le recorrieron durante aquellos meses. Y es verdaderamente atípico volver a experimentarla.

En palabras de Sue Carter, bióloga y neurobióloga del Instituto Kinsey, “la misma química que permite el primer amor es probablemente la que necesitamos para superar el trauma”. El problema es que, escriben desde el mencionado medio, su intensidad fue tan elevada que nada puede equipararse. Si te dificulta volver incluso a enamorarte, deberías asistir a terapia psicológica. En cualquier caso, las conclusiones de Fisher te sirven para darte cuenta de que no estás echando de menos a esa persona de la que te enamoraste por primera vez. Es probable que hoy en día ni te siguiera gustando. Lo que echas de menos son las sensaciones que sentiste. Tenerlo claro te ayudará en tu vida.