Tengo una parte sexual, salvaje, diversa y abierta y tengo otra parte súper familiar, de pertenencia, de cariño, de cobijo... Esas dos partes de mi persona están muy polarizadas. Ahora tener pareja no me satisface lo suficiente porque también siento la necesidad de tener relaciones sexuales con otras personas. ¿Te ha pasado esto alguna vez? ¿Te has sentido así? Imagina que a eso le puedes sumar que tienes propuestas de muchas personas para quedar y tener sexo. La realidad es que estás contentx con tu relación de pareja pero no puedes parar de tener esa tentación. No solo tienes la sensación de que te falta algo nuevo, sinó que dentro de tu relación monógama no puedes acceder a esos deseos y, por tanto, las ganas se amplifican. Vamos, que quieres ambas cosas y quizás no se pueda todo.
La monogamia, ¿lo de siempre?
No es complicado buscarle un sentido a esto que le ocurre a tantas personas pero quizás sí es difícil dar con un origen o con una solución. Por ello, hemos contado con la participación de Ignasi Puig Rodas, psicólogo clínico y sexólogo. "Esto puede ocurrir. Es más, los seres humanos somos monógamos imperfectos. Es un fenómeno que se ha dado en la historia desde hace mucho, mucho, mucho tiempo atrás. Los motivos pueden ser muy variables, uno de ellos es que podamos sentir atracción sexual por otras personas", explica Puig Rodas. Así que el hecho de que se tenga una relación romántica con una persona y que puedas estar súper enamoradx no quita que tu cuerpo pueda reaccionar hacia otros estímulos sexuales, por lo tanto, se puede tener atracción sexual por otras personas aunque estés felizmente enamoradx dentro de una relación.
"El hecho de que los humanos hayamos decidido que nuestro sistema de relaciones sea a través de la monogamia no es una cuestión de naturaleza, es un constructo cultural", detalla el experto. Ante esta realidad a la que siempre acudimos cuando hablamos de amor, poliamor o relaciones abiertas hay una pregunta que es constante: ¿es necesario dejar a la pareja si me atraen otras personas, es decir, debo hacerlo? ¿Debo decantarme por una u otra? "Depende. Hay ciertas personas que, cuando ya han establecido su pacto de pareja, lo han establecido a través de la monogamia. Este pacto establece que no se aceptan relaciones afectivas o no con otras personas. Si se rompe el pacto habrá que comunicarlo. No es que una cosa sea la correcta y otra la incorrecta. Se trata de cómo a nivel micro a nivel personal ajustamos lo que estamos sintiendo a nuestra realidad", explica Puig Rodas.
Opciones ante el caos
Casi siempre ante esta situación uno de los consejos estrella es, cómo no, abrir la relación pero, ¿qué otras opciones existen? Habría como tres grandes grupos de opciones. Como explica el experto, en resumen serían: no se cambia el modelo, se cambia el modelo, se rompe el modelo. Aquí las explicamos más detalladamente:
1. No abrir la relación
Mantener la relación cerrada y ver qué se hace con eso, con esa atracción. "Hay veces que no se trata de que sientas atracción sexual por otras personas, sino que lo que te ocurre es que buscas una salida de otras cosas que te ocurren que no has resuelto y que no tienen que ver con tu relación en sí", indica el psicólogo. En el tema de de las infidelidades hay ciertas situaciones en las cuales la persona que está rompiendo el pacto lo hace porque tiene una necesidad personal y es la única salida que le ve a la situación. Si se puede detectar cuál es su motivo, lo ideal es cubrir sus neesidades sin recurrir a la opción de llevar a cabo un vínculo con otra persona.
2. Abrir la relación
Abrir la relación no se responde con un sí o un no. Tiene diferentes matices y se puede hacer de diferentes formas. El experto explica que "relaciones abiertas hay de muchos distintos tipos. La definición por sí misma nos hace pensar que ahora todo el mundo pueda tener relaciones y que eso signifique que, a la larga, es posible que se acabe. Aunque esto pueda ocurrir no es la única forma de mirarlo y de vivirlo. Una de las maneras es que ya exista una persona que nos atrae fuera de la relación y que se decide abrir la pareja para que esa persona pueda 'entrar'. Eso permite que la otra parte de la pareja también tiene la libertad de incluir a alguien que le atraiga o con quien quiera tener algún vínculo sexual o afectivo". Puede haber una relación abierta asimétrica. Otra de las fórmulas es la relación llamada monopoli, es decir, una de las personas de la pareja se mantiene monógama y la otra pasa a una fórmula poliamorosa.
3. Adiós a la relación
La última opción es que la relación se rompa. Esto puede suceder incluso cuando se han probado todas las fórmulas anteriores. Este es el caso completamente contrario al primero. Lo adecuado sería no hacer de esto un problema y aceptar que aunque estamos en pareja también debemos ser fieles a lo que sentimos, aunque no sea compatible con nuestra situación actual.
Piénsalo y detéctalo
Cuando comienzas a reflexionar sobre lo que sucede puede haber varias conclusiones. Si tomas la decisión de hablar con tu pareja para explicarle lo que sientes debes saber que puede hacerse sin ningún objetivo, es decir que puedes decirle "siento esto pero me gustaría trabajar para no sentirlo". Otra de las fórmulas es comunicarlo y plantear soluciones que hayas pensado previamente si es que consideras que el deseo que sientes hacia otras personas puede dañar tu relación.
"Hay algo que ocurre cuando nos atrae una o varias personas fuera de la relación y es que nos suele gustar una cosa que llegamos a 'idealizar', lo que pasa es que nos gusta una faceta en concreto. En cuanto a la pareja, al verla dentro de una rutina nos acostumbramos a ver las mismas cosas y, como no hay novedad, todo lo que haya por fuera diferente nos llamará la atención". Esto puede tener como resultado que, después de dar paso al deseo, aparezca el arrepentimiento o tengas la sensación que quizás no ha valido la pena. Ahora bien el deseo es algo bastante incontrolable. Eliminarlo es complicado. Una persona no elige voluntariamente de quién se enamora ni a quién desea. No se puede eliminar pero sí puedes decidir qué haces con ese deseo y cómo lo canalizas.